APRENDAMOS Y CUIDEMOS NUESTRO BOSQUE

EL CICLO Y EL MEDIO CICLO DEL AGUA

Marco Antonio Zárate Mancha.

El presente trabajo comprende la problemática subyacente en la capital del estado de Michoacán, no obstante, guardadas todas las particularidades del caso, tal fenómeno se viene presentando cada vez con mayor frecuencia, en muchas ciudades y poblaciones de nuestro país. Sobre el particular, las autoridades de los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, han venido siendo omisos —o en el peor de los casos cómplices— en la solución de las vastas deforestaciones de bosques mexicanos, teniendo como pretexto la tala clandestina por grupos delincuenciales que no son perseguidos sino tolerados, por cambios en el uso del suelo boscoso trastocándolo por suelo urbano, pastizales para la ganadería o para huertos comerciales. Esas zonas que antes eran áreas de captación de agua por precipitación pluvial y regulación del clima, han sido devastadas, aquí se presentan algunas de sus consecuencias.  

La ciudad de Morelia, no obstante situarse en lo alto de una loma, acusa humedad significativa no solo en sus añejas construcciones, la gran mayoría de ellas construidas con la típica cantera rosa moreliana o con mezcla de cantera, piedra, ladrillo y adobe; también las construcciones modernas son presa de la humedad ascendente por capilaridad. Si las construcciones actuales no llevan a cabo de manera profesional los procesos de impermeabilización de cimentaciones o si se realizan con materiales de poca calidad, los daños a los acabados no tardarán muchos años en aparecer y en volverse un dolor de cabeza permanente para sus propietarios.   

Por otra parte, derivado de las fuertes lluvias registradas en los últimos años, el centro de la ciudad y otras zonas bajas han sido desbordados por inusuales precipitaciones. En edificios como los ubicados en los portales Allende y Aldama, al sur de la Catedral de Morelia, en la pasada temporada de lluvias, el agua rebasó significativamente el nivel de la calle y sufrieron severas afectaciones varios días. Otras zonas de la ciudad están en riesgo permanente de inundaciones como Tres Puentes, colonia de Los Maestros, Ventura Puente, Chapultepec Sur y la nueva Chapultepec, entre muchas otras… Aunque las autoridades eufemísticamente les llaman “encharcamientos”, la verdad es que en ocasiones el agua rebasa el metro de altura y muchos propietarios pierden muebles, enseres y vehículos, en ocasiones, hasta seres queridos.

Es de esperar que en los próximos años la situación no disminuya, sino que empeore, ello se debe a que el ciclo natural del agua se ha trastocado, de acuerdo con reflexiones y estudios del suizo Víktor Schauberger (1885-1958). Con base en sus observaciones, al talar de forma inmoderada o desordenada los bosques, la tierra se calienta al no tener el manto protector de hierba y árboles; el calor no permite que el agua de la lluvia se absorba fácilmente y recargue los mantos freáticos. Según Schauberger, es algo similar al efecto que causa una plancha caliente al arrojarle agua: el agua pareciera ser repelida. Ese efecto hace que el ciclo normal del agua se afecte y la lluvia no se resuma en la tierra, o es muy poca la que finalmente logra ese efecto; y lo que antes eran pequeños escurrimientos que hacían arroyos y riachuelos, ahora son aguas superficiales cada vez son más caudalosas que se desbordan en las partes bajas y no tan bajas de su trayecto. Aunque el efecto Schauberger es parcialmente cierto, lo que sucede es que al desmontar irracionalmente los cerros y montañas, el manto verde de los bosques y la gruesa capa de hojarasca ya no actúa como amortiguador del agua de lluvia y ésta cae sin nada que la amortigüe y por tanto escurre caudalosamente en forma superficial. En cañadas y cárcavas, la caída se acelera por sus pendientes siendo cada vez más vertiginosa y turbulenta. El agua en su carrera no va sola, lleva tierra, piedras, animales muertos, ramas, troncos o árboles que en su camino azolvan lagos, ríos, presas… y en pueblos y ciudades su efecto es devastador. Esto último es observación del ingeniero forestal Jesús Zárate Hernández, quien en los años 80’s realizó trabajos importantes bajo el programa Recuperación Vegetativa del Lago de Pátzcuaro (ReVeLaPa) para detener los severos daños causados a la cuenca del Lago de Pátzcuaro por deforestación y cambio de uso de suelo a pastizales.

Por último, ese fenómeno se ha vuelto recurrente en muchos lugares del estado, particularmente Morelia está resintiendo el cambio de uso de suelo en muchas áreas boscosas del oriente y del sur del municipio que son zonas de captación de agua de la ciudad y de recarga de mantos freáticos que proporcionan agua a sus habitantes. El cambio de uso de suelo se ha hecho de forma negligente e irresponsable por las autoridades encargadas de cuidar el medio ambiente, y han autorizado la instalación de huertas de aguacate y pastizales para cría de ganado, cambiando de esa forma el fértil e irremplazable suelo del bosque.

En virtud de lo anterior, es muy probable que las condiciones de alta humedad se exacerben en el futuro destruyendo o afectando inevitablemente las añejas construcciones del centro y de otras áreas de la ciudad, y por consiguiente, será cada vez más necesario realizar trabajos de impermeabilización o de instalación de equipos que ayuden a secar y mantener en buenas condiciones un gran número de edificaciones que son patrimonio de la humanidad.

El ciclo completo del agua inicia con la evaporación del agua de los mares, ésta se condensa en las alturas formando nubes con pequeñísimas gotas de agua que son acarreadas por el viento a las zonas continentales; las nubes se detienen en las partes altas montañosas pobladas de árboles que son zonas frías y el agua se precipita en forma de lluvia, otra parte se escurre para recargar los mantos freáticos. Los árboles también favorecen la precipitación pluvial. En la imagen se ve que los escurrimientos forman pequeños arroyos que más adelante desembocarán en ríos y finalmente desembocarán en el mar. 

El medio ciclo del agua estudiado por Víktor Schauberger, ocurre ante la deforestación indiscriminada de los bosques y, como mencionábamos líneas atrás, prácticamente el agua escurre de forma atropellada por las laderas y llega a las partes bajas haciendo aportes de agua de lluvia —y azolve— cada vez más caudalosos lo que ocasiona que ríos y arroyos en las zonas urbanas se desborden con mayor frecuencia, ocasionando daños severos a viviendas e infraestructura de comunidades y ciudades, así como graves deslaves y derrumbes.  

Las implicaciones de la problemática descrita son mucho más vastas de lo expuesto y en trabajos posteriores se irán abordando las diversas consecuencias del manejo irresponsable de nuestros bosques. El día de hoy el periódico Reforma (10/3/2021), en primera plana expone: SE SECA EL CUTZAMALA. No es baba de perico, el Cutzamala abastece de agua a la sedientas Ciudad de México y zona conurbada del Estado de México.


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.


2 comentarios sobre “APRENDAMOS Y CUIDEMOS NUESTRO BOSQUE

  1. Mi estimado Nelson, hay varios estudios sobre el particular. Muy exhaustivos. Uno de 2010 y otro de 2012 para la Cuenca de Cuitzeo. Urge pasar a las acciones. Un abrazo y gracias por tu comentario.

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