Flavio González Ayala,
Armando Adolfo Martínez Meneces,
Víctor Alfonso Tapia Miranda.
Que rápido pasa el tiempo, se suele decir, pero para Siria ya es eterno, el 15 de marzo se cumplió un decenio de guerra, con un costo elevadísimo de pérdidas humanas, económicas, sociales, políticas, entre otras. El conflicto sirio ha ido más allá de las fronteras sirias provocando problemas migratorios en otros países e incluso fue uno de los pretextos del Brexit.
El conflicto inició con lo que conocemos como la Primavera Árabe, la cual, inició en Túnez en diciembre de 2010 y continuó con los países del norte de África y del Medio Oriente, en Egipto terminó con el régimen de Hosni Mubarak, en Túnez con Ben Ali, en Libia con Muamar al Gadafi, y otros cambios en la región. También llegó a Siria y en marzo de 2011 se desató una guerra civil entre las fuerzas leales al gobierno y el Ejército Libre de Siria, esta lucha todavía no tiene final y ha destrozado al país y sobre todo afectado a millones de sirios.
Como todo evento de esta naturaleza, el Estado es uno de los protagonistas del conflicto, en este sentido el gobierno sirio reprimió con su ejército a manifestantes rebeldes opositores (conformados por gran diversidad de grupos sociales, resaltando entre ellos, islamistas radicales, ex militares sirios con ayuda de Turquía y otros países, que se han reducido con el paso del tiempo) del gobierno de Bashar Assad, mismo que cuenta con la ayuda de Rusia e Irán (con armamento y recursos), extendiendo el conflicto al contexto internacional.
Fuera del núcleo central de los protagonistas, surgen otros actores como los yihadistas (estado islámico en busca de expansión hacia Irak y el norte de Siria), los kurdos (que junto con los yihadistas cuentan con el apoyo de EEUU).
El conflicto de Siria es un desastre internacional, que emana de la inhumanidad presente en la sociedad internacional, donde gracias a los intereses personales, políticos y económicos, se es indiferente a la muerte cruel de las masas, muchos cuestionan el holocausto, quizá por tener más de 70 años de antigüedad, sin embargo, ¿hemos mejorado como humanidad en los años posteriores a la segunda guerra mundial? Tal parece que no, el conflicto sirio es serio, pues más de 6 millones de personas se encuentran refugiados en el extranjero, dicha cantidad se considera como el mayor éxodo desde la segunda guerra mundial, la migración siria predomina en las fronteras vecinas y algunos países europeos, sin embargo, el matiz más oscuro de la situación es que muchos sirios no cuentan siquiera con los ingresos necesarios para alimentarse, incluso, el acceso a servicios básicos como el agua potable está atentada; derivado de ello, es complicado sobrevivir. Estos son tan solo algunos de los diversos escenarios que impulsan a la población siria a salir del país, lo que ha generado un estado de vida nómada, pues al no poder establecerse en un lugar, se encuentran en constante movimiento dentro y fuera de la nación.

El conflicto ha provocado más de medio millón de muertes, sin respetar edad, género, origen sin considerar si forman parte del conflicto, pues han atentado contra la vida y bienestar de civiles, más de 12 mil niños han fallecido o heridos por el conflicto, y al menos seis mil se han reclutado para formar parte del enfrentamiento bélico, atentando los derechos humanos, de acuerdo con UNICEF.
De acuerdo con el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, hay más de 2 millones de personas que han resultado lesionadas o discapacitadas, no obstante, se estima que el número de muertos y heridos o afectados es mucho mayor.

El problema no se limita en la paz y la guerra, también engloba el terreno económico (donde por lo menos, 6 de cada 10 sirios se encuentran en pobreza extrema, hay un incremento de 236% de la canasta básica, en el terreno educativo toda una generación se ha visto afectada por no poder tener acceso a la educación. El tema sanitario ha causado que la mitad de las clínicas y hospitales que funcionaban antes del conflicto, hoy en día ya no funcionan, como consecuencia se genera un cambio demográfico del país.

Diversos organismo e instituciones internacionales han tratado de mitigar el desastre que viven los ciudadanos sirios que aún no han logrado salir del país, mediante la mejora de servicios de saneamiento, distribución de alimentos y elementos esenciales como ropa de abrigo, artículos domésticos y de higiene, y la proporción de agua potable. En algunos de estos campamentos también se brinda el apoyo para reunir familias o al menos restablecer y mantener el contacto entre familiares que han sido separados por el conflicto. Sin embargo, estos lugares que son vistos como pequeños rayos de luz y esperanza continuamente se ven rebasados por la gran afluencia de personas que necesitan de ellos, por lo que es necesario que cada vez se hagan más y mejores, Sumándose el hecho de que no se cuenta con la infraestructura y apoyo para poder llegar a más personas, lo cual complica las condiciones para que los trabajadores humanitarios cumplan su labor.
Por otro lado, las personas que han logrado salir del país viven muchas veces en condiciones precarias. El que existan países que reciban a los refugiados sirios no es suficiente, ya que al hacerlo tienen que brindarles ciertos apoyos y ayuda para que puedan restablecer sus vidas y eso cuesta, por lo que cada vez la disposición de recibir a los ciudadanos de Siria sea menor. Frente a esto, los refugiados fuera de los campos viven en situaciones de pobreza total, siendo los más afectados los niños, ya que las salidas que encuentran estas familias son medidas como el trabajo o matrimonio infantil, con lo que se violentan y vulneran aún más sus derechos y vidas. Es por esto que existen organismos como ACNUR, las cuales buscan proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, y promover soluciones duraderas a su situación, mediante el reasentamiento voluntario en su país de origen o en el de acogida.
Las fuerzas leales de Bashar al Asad han retomado el control del 70% del territorio, y aunque el gobierno tiene el control, la población busca con ingenio enfrentar la situación para poder subsistir. El movimiento que nació hace 10 años, buscando derrocar al dictador solo ha desembocado en una crisis humanitaria y política, calificada por algunos como la más grande del siglo XXI. Con más de medio millón de muertos y desaparecidos, dentro de los que se encuentra un gran porcentaje de civiles, millones de ciudadanos sirios refugiados en países de tres continentes, y una innumerable cantidad de cifras y datos aterradores que reflejan las atrocidades de las que es capaz el ser humano con tal de saciar su hambre y sed de ambición y poder.
Una guerra que no da tregua ni pretende ceder ante todos los daños que ha provocado a millones de familias, que le arrebató todo a generaciones de sirios que no tuvieron la oportunidad de vivir una vida tranquila y plena, ya sea porque fallecieron o porque el conflicto se los impidió. Un enfrentamiento que sigue atormentando a millones de personas que no han tenido la oportunidad de salir de ese infierno, que viven en un lugar que violenta diariamente sus derechos humanos, que no tienen comida, vivienda o algún tipo de sustento; un lugar en el que la ayuda y cooperación internacional parecen no ser suficientes y que también se ha visto atacada y golpeada cuando solo tratan de ayudar y hacer menos terrible la vida de los ciudadanos de un país que no ha dejado de derramar sangre y lágrimas.
A 10 años del inicio de este conflicto que no parece tener fin, reflexionar sobre este tipo de acontecimientos históricos nos muestra que al parecer estamos de alguna manera diseñados para nuestra propia destrucción, como humanidad no hemos aprendido de nuestros errores y constantemente los estamos repitiendo, no nos permitimos entender y mejorar en nuestro actuar.
La diplomacia y la política juegan un papel fundamental en esta historia, por lo que es necesario que se hagan y respeten acuerdos internacionales que pongan fin a esta masacre, ya que la visión a futuro de esta guerra civil luce desalentadora, sin esperanza e interminable.

Flavio González Ayala.
Internacionalista. Candidato a Doctor en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia por la UANL.
Profesor Investigador de la Facultad de Economía de la UASLP.
Maestro en Estudios de Asia y África por El Colegio de México.
