UN REGALO AD HOC PARA LAS MADRES

El amor de una madre es como la paz. No necesita ser adquirido, no necesita ser merecido (Erich Fromm)                

Por Claudia Gómez Montealvo.

Pocos saben los orígenes modernos de esta celebración, la mayoría de los investigadores atribuyen el origen a Ann Jarvis, mujer estadunidense quien promovió la adopción de esta fecha en memoria por la muerte de su madre, quien siempre luchó por conmemorar a las mujeres trabajadoras buscando mejorar las condiciones de salud y sanidad de éstas.

Posteriormente en 1914 Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos proclamaría la celebración del Día de las Madres el segundo domingo de mayo.

En México, en 1922 se vuelve tradición a iniciativa del periodista Rafael Alducin del periódico “Excélsior” quien aprovecha el medio para marcar agenda y hacer que la propuesta del 10 de mayo la adopten instituciones como la Cruz Roja y el Episcopado mexicano, además del entonces Secretario de Educación, José Vasconcelos.

De ahí en adelante en México el 10 de mayo se vuelve la fecha más especial del calendario. Año con año conmemoramos a la mujer que nos dio la vida.

Sin duda, es una de las celebraciones magna de nuestro país, es un día el cual se festeja a la progenitora, desde el barrio de la Lagunilla hasta el Pedregal. No hay distingos

Los festejos varían, van desde las típicas mañanitas hasta los banquetes más exquisitos para el paladar, pueden suscitarse desde el hotel más fino hasta la cárcel más abandonada del sistema penitenciario.

Las tiendas departamentales y negocios locales desean con ansias aumentar sus ventas, los restaurantes y hoteles esperan una gran derrama económica por parte de sus comensales y huéspedes respectivamente.

¿Pero por qué esperar al 10 de mayo para celebrar a nuestras madres? ¿Para qué regalar un electrodoméstico a mamá?  ¿Por qué reunirnos en familia solo por qué es 10 de mayo? ¿Por qué este día se vuelve tan comercial y consumista, algo que tanto desagradaba a Ann Jarvis?

Acaso un regalo más ad hoc no sería el celebrarlas todos los días, el compartir con ellas nuestras inquietudes y sueños, hacerles saber que cada día somos mejores seres humanos, que practicamos día a día sus enseñanzas, que estamos pendientes de cómo viven, de su salud física y mental, que luchamos por sus derechos.

El mejor regalo sería brindarles cariño, respeto y admiración, que nuestra celebración no sea de un solo día, sino una conmemoración a la fortaleza que tuvieron para dar vida, a los desvelos que pasaron al cuidarnos, a las múltiples facetas y oficios que desempañan siendo madres, a su amor incondicional.

El regalo más apreciado por nuestras madres será la gratitud que les mostremos día a día, el manifestarles que las amamos y que siempre están presentes en nuestras vidas y, ante todo, que luchamos constantemente por sus derechos a una vida plena y digna.


Claudia Gómez Montealvo
Estudios de Postgrado en Ciencia Política,  Universidad de Oxford, Inglaterra.
Maestra en Administración y Políticas Públicas por el Colegio de San Luis, A.C. 
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 
Estudios en Derecho por la Universidad del Centro de México.
Asesora de Gobiernos federales, estatales y municipales.
Consultora de diversas legislaturas del Congreso del Estado de San Luis Potosí.
Activista de diversos colectivos y asociaciones civiles, con enfoque en derechos humanos, prevención del delito, mujeres, cultura y educación. 


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