Por Redacción.
Aguililla, Michoacán, abandonado por las autoridades, copado por los grupos delincuenciales, pero sobretodo escenario del enfrentamiento entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los llamado Carteles Unidos y el pueblo, la gente, quienes habitan la región abandonados a sus suerte y un ejército sumido en su cuartel por órdenes superiores.
Frente al silencio de la autoridad y su ausencia, ha sido la Iglesia Católica a través del cura de Aguililla quien ha levantado la voz, a tal grado se ve sufrir a la población que el Nuncio apostólico en México, Franco Coppola, fue a visitarlos en el mes de abril.
El sufrimiento de la población ha escalado al grado que el Papa Francisco también se ha hecho escuchar a través de una carta dirigida al obispo de Apatzingán Mauricio Cristóbal Ascencio, para el pueblo de Aguililla, donde les confirma que “¡No están solos!”.
Francisco les dice: “Puedo comprender el sentimiento de desánimo y la sensación de impotencia que los abate, pero recuerden que no están solos, que el Señor es fortaleza y misericordia que nunca abandona a sus hijo, que la iglesia es madre, atenta y cercana a todos los que sufren”.
Y agrega que “Jesús nunca dijo que el camino sería fácil, predijo pruebas y persecución, pero también que no faltarían las consolidaciones de Dios (…) da consuelo saber que el camino no lo recorremos solos, Jesús camina a nuestro lado, sobretodo en los momentos de prueba y de tribulación”
Hizo votos porque el Señor toque el corazón de los criminales y llamó al gobierno a generar condiciones laborales dignas para que los jóvenes en pobreza no caigan en manos de los grupos de narcotraficantes.
“Los exhorto a que confíen en el Señor Jesús, a que no tengan miedo de contrarrestar la violencia que tiene origen en el maligno con el amor, la misericordia y el perdón. Pido al Señor que convierta el corazón de los responsables de tanta muerte y desolación”
También que inspire a los encargados del bien común a comprometerse en la erradicación del crimen y de la impunidad, así como en la generación de espacios de trabajo digno y útil”.
Sin embargo los responsables de garantizar la paz y la tranquilidad, autoridad municipal, estatal y federal, brillan por su ausencia y sobretodo esta última mutila la acción del ejército a favor de la tranquilidad y el bien común de la población de la región de Aguililla.
Con su frase de “abrazos no balazos” López Obrador no cumple con lo mandado en el artículo 21 de la Constitución: “La seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las entidades federativas y los municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas”.
El abandono del presidente a los habitantes de Aguililla en Michoacán ha provocado que hoy cuenten con el apoyo de la Iglesia Católica a través del Papa, obispos y sacerdotes, y al tiempo veremos las reacciones a nivel internacional gracias a lo dicho por Francisco: “¡No están solos!”.
