Por Claudio García.
Su tez blanca, como sus artísticas manos que hoy deleitan paladares, sus ojos cuyo color se puede confundir con el del mar, brillan con esa vivacidad que da la chispa de la tenacidad, de la fortaleza, de saber hacia dónde se camina y por dónde. Así hoy la Chef Fabiola Meraz lucha por mostrar la exquisitez de sumar “tradición y evolución” en su cocina y que ser mujer no le impide lograr el éxito.
Potosina, huasteca, de donde sin duda hereda de su familia, de su madre, ese conocimiento de la deliciosa cocina de la región, que hoy ella ha hecho propia en esa fusión que logra con lo que el mar le brinda.
La conocí jovencita, apenas entre 17 y 18 años, cuando decidió estudiar en la entonces escuela de Ciencias de la Comunicación. Junto con otro grupo de amigas eran conocidas como las “güeras” y se pensaba que solo iban de paso en los estudios, que estaban como mmc (mientras me caso). Grave error de aquel juicio, la mayoría de ellas enormes mujeres, de gran valor, entre ellas Fabiola.
Probó desde aquella época su tenacidad y decisión de luchar por lo que se proponía, así logró superar la mezcla “conocimientos”, que si eran funcionales, estructurales o marxistas. No importó, pasó por cada uno de sus maestros y maestras para demostrarse a sí misma su capacidad y terquedad en lograr lo que se proponía.
Terminó la carrera de Ciencias de la Comunicación y posteriormente encontró la otra gran parte de su vocación al lograr la certificación en artes culinarias por el Culinary Institute of America en Nueva York y la Universidad Anáhuac México Sur diplomado, sin duda el impulso que requería, la originaria de Tanquián de Escobedo.
Pero no paró, siguió firme decidida, frente a un mundo dominado por hombres, como es la cocina, ella se impuso destacar y demostrar que como mujer cuenta o supera a quienes se sienten dueños del ámbito culinario a nivel profesional.
Así lo define Fabiola: “El primer obstáculo es hacerte visible en un mundo de hombres, en el que la mayoría de las profesiones ellos se sienten y son más sobresalientes y que por cuestiones de inequidad de género si lo son. En mi profesión de Chef de cocina. Se piensa que las mujeres son mejores par la cocina, pero de casa, y no para sobresalir profesionalmente”.
Además de los cursos realizados en el CIA en Nueva York, también los ha cursado en Ambrosia en CDMX, Mundo Dulce con Jesús Escalera (mejor repostero de Latinoamérica 2018), y en el Basque Culinary Center, en donde su platillo final obtuvo mención especial, como el mejor de los participantes.
Ha colaborado en el Hotel Camino Real de Cancún, Quintana Roo, además de haber pasado por restaurantes como Izote, de Patricia Quintana; Saks San Ángel, de la Ciudad de México, obtuvo experiencia en maridaje en Vida vid, impartió cursos de cocina por 10 años y en Cuernavaca, Morelos abrió “Artesa”, panadería artesanal europea.
Segura, firme dice “En mi hay algo que me mueve desde dentro y hace que saque lo mejor que tengo y es el poder de provocar esas fibras sensibles que todos tenemos desde nuestra niñez, cuando comíamos en casa o fuera de y que te recuerde gratos momentos, se llegarle a la gente a través de la cocina, la creatividad y el jugar con las técnicas e ingredientes para hacer a la gente tener momentos mejores, eso me impulsa a seguir, a demostrar que se puede hacer un trabajo extraordinario siendo mujer mamá, esposa y empresaria”.
En San Luis Potosí, en la capital, abrió “La Biodeguita”, en 2014, tres años después el restaurante “Sibarita”, donde será la cocina potosina contemporánea la que deleitó el paladar de sus comensales.
Hoy, Fabiola radica en Puerto Vallarta, donde es co-propietaria de “Los Toneles” y chef ejecutiva. En su profesión ha escuchado diversas expresiones, que no valoran su trabajo o el de las mujeres, hasta de personas cercanas profesionalmente. Dice, “me frustra escuchar comentarios como: si mi mujer anduviera como tú, trabajando como loca, ya la hubiera mandado a volar”.
Seguramente Fabiola endurece el rostro, y quizás suelte un suspiro que mucho tiene que ver con lo que ha vivido y añade “Hay que ser visionarios hasta para elegir una pareja, si quieres ser una mujer que quiere seguir su camino y traer una familia unida contigo, cuesta mucho, pero si tienes a una pareja que te apoye tienes mucha ventaja, tienes una gran compañía en el camino que no es fácil”.
Hoy al frente de los Toneles Vallarta, cocina intuitiva de corazón, recibe elogios por su trabajo, tanto de sus colegas chefs, como de diversas publicaciones especializadas, pero sin duda el mayor elogio lo dan sus comensales que se deleitan con sus platillos hasta las lágrimas.
Pero hay algo más que mueve a la mujer madura, a la esposa, a la madre a la empresaria “me inspira a seguir lo que mi madre no pudo hacer y tuvo la capacidad de sobra para hacerlo, todas las mujeres que sueñan con poder hacer realidad sus anhelos profesionales y no se atreven por las razones que sean y que creo es el miedo, no solo a la sociedad y a las personas con las que conviven, sino a ellas mismas, a los miedos que todos tenemos y especialmente las mujeres por la mentalidad que se nos transmitido”.
Por eso ahora tiene otro proyecto, empoderar a las mujeres que cocinan y a las que no lo hacen “Si de alguna manera a través de mi trabajo puedo empoderar a otras mujeres, me hace muy feliz, el camino no es fácil y tienes que estar curtida del lomo para soportar críticas, ataques, indiferencias y el querer manejarte por el hecho de ser mujer, pero mientras tu estés enfocada en lo que quieres y en seguir tu esencia, difícilmente te pueden desviar de tus objetivos”.
Pronto Fabiola Meraz realizará otro de sus proyectos, en donde podrá compartir, aún más, su conocimiento sobre comunicación, su arte culinario y la fuerza para que las mujeres ocupen su lugar frente a un mundo de hombres. Lo hará sin temor, de frente y su rostro sonreirá como en aquellos años en que la conocí. Ahora con una voz firme, segura, como una mujer triunfadora. Una potosina ganadora.
Felicidades y ya te visitaremos en tu restaurante “Los Toneles” de Puerto Vallarta.
