NUEVO MODELO ECONÓMICO POST-CORONAVIRUS

Por Marco Antonio Zárate Mancha.

No intentes cambiar un sistema,
mejor construye uno nuevo 
que haga que el anterior se vuelva obsoleto.
Richard Buckminster Fuller 

Para los entendidos y enterados, es más que evidente que en el planeta se libra una cruenta lucha entre las potencias —Rusia, China y la India, versus EEUU y la OTAN— y una lucha aún mayor que es por la hegemonía mundial y cuyas armas se basan en las más modernas tecnologías que amenazan con cambiar radicalmente cualquier forma de vida anterior. 

En ese territorio están las armas biológicas. Pero no solo éstas, la combinación con otras como la nanotecnología, avanzan a saltos agigantados. En ese campo se inscribe el famoso SARS-CoV2, que según últimas investigaciones, las “inoculaciones experimentales” para contrarrestarlo emplean nanopartículas de grafeno, nano circuitos electrónicos y una serie de elementos capaces de emitir radiofrecuencias y hacer de cada inoculado una antena emisora y receptora, según documenta extensamente el médico militar coronel Pedro Chávez Zavala1.    

No obstante la abundante literatura disponible que habla sobre lo dañino y poco efectivas que son las “inoculaciones” —mal llamadas vacunas—, así como las decenas de miles de efectos adversos documentados en todo el planeta, la gente sigue abogando por más pinchazos. Ni modo, el miedo pesa y vuelve irracionales a las personas. Ni hablar.

La revista The Economist, medio de comunicación por excelencia de la plutocracia mundial, del pasado 7 de mayo así lo presenta en su portada y, aunque ilustra una serie de brazaletes que estarían emitiendo las señales informativas del estado de salud de un individuo (esa es la parte que siempre venden: los beneficios para los usuarios potenciales, pero nunca se muestra la otra cara: los objetivos ocultos tras esa máscara). En realidad no se requiere de ningún brazalete, dentro de los inoculados ya existe la tecnología que recopila información, la procesa y la transmite…

The Economist Edición de Oriente Medio y África 7 de mayo de 2022 Portada del número anterior digital

Pero, el tema de hoy es otro, que también viene de la mano con la dizque pandemia del SARS-CoV2. Ahora se trata de recomponer los dos años de encierro que diezmó de forma apabullante a la economía planetaria (desde luego con sus excepciones, ya que la industria farmacéutica y médica, la Big Pharma, obtuvo pingues ganancias: 360 mil millones de dólares, solo en pinchazos). Hablamos desde luego de muchas de las micro y pequeñas empresas que desaparecieron y muchas quizá para siempre. 

En este marco surgen también ideas frescas, nuevas y así se inscribe el modelo económico denominado “Donut” por su creadora la economista británica Kate Raworth. El modelo se basa en un crecimiento de prosperidad como sociedad, en forma justa para todos y en armonía con el planeta.

Apoyada en el principio de que hay límites y guiada en la propuesta del sueco Johan Rockström: “Dejemos que el medio ambiente guíe nuestro desarrollo”, basada en 9 procesos para la estabilidad del planeta”. 

El sistema de Raworth dispone de círculos que establecen, en la circunferencia más amplia, la biósfera que representa una franja constituida por agua, tierra y una cubierta delgada de aire, en la que se desarrollan todos los seres vivos. Se considera que la altura es aproximadamente 10,000 metros de altura en la atmósfera; hasta las fosas abisales del mar, la mayor de ellas, el Abismo de Challenger en la fosa de las Marianas, con una profundidad de 10,924 metros. En virtud de lo anterior, la franja de vida planetaria sería de casi 21 mil metros. Son los límites en los que se desarrolla de alguna forma la vida.

Dentro de esa gran circunferencia, hay un círculo concéntrico primario que establece las necesidades básicas del ser humano, que incluye: comida, agua, sanidad, energía, educación, igualdad, representatividad política. Entre ambos círculos existe una franja que se llama de confort o bienestar en que las sociedades coexisten y pueden prosperar en equilibrio con la naturaleza.

Para implantar el nuevo sistema se hace indispensable redefinir el concepto de crecimiento económico ahora ligado al bienestar. Y éste se alcanzaría cuando la población en el primer círculo se encuentre en la zona de confort y, por tanto, sus necesidades básicas estén cubiertas.

En este orden, la ciudad de Ámsterdam en Holanda, se encuentra formulando un presupuesto con la huella ecológica anual que pueden permitirse en función de su población actual. Ello implica calcular la huella ecológica de todos los productos que consumen, bien sean de la región o importados y establecer objetivos para mantenerse en esa zona de confort o de bienestar. 
Lo anterior implica que muchos sectores contaminantes tendrán que transformarse de acuerdo a los nuevos estándares o desaparecer; su lugar lo ocuparán empresas más limpias y eficientes y, sobre todo, amigables con el medio ambiente. 

Todo lo anterior tiene que ver con las energías limpias o renovables; la protección de áreas naturales y bosques; el hidrógeno verde como combustible; la eficiencia energética; la economía circular2 y la agricultura regenerativa… 

En síntesis, se trata de combinar todas las propuestas y tecnologías disponibles para no sobrepasar la capacidad de la biósfera de regenerarse y darnos los bienes y servicios que necesitamos (sabemos que es finita y por tanto no puede soportar una demanda constante, cuasi infinita que la sobrepase y desborde, porque de allí ya no hay retorno…). En tal sentido, se trata de reducir nuestras expectativas por adquirir tantos bienes. 

El modelo no es universal, ya que tendrá que adecuarse a las características de cada localidad o región, pero es un principio que en forma intrínseca pone en entredicho el modelo actual económico y a una de sus más aberrantes consecuencias: las megaciudades. 

La humanidad deberá volver a la tierra, al campo y aprender de los ciclos de la naturaleza, vinculados a las estaciones del año; allí habrá de retornar a las formas más pausadas de vida y no al brutal mundo desbocado al que nos lleva el capitalismo salvaje.

Termino con un pasaje inicial del prólogo del libro de Jürgen Voigt, La destrucción del equilibrio biológico3

[…] Descendientes lejanos de la Humanidad abandonaron la vieja Tierra, pues se hallaba desolada, reseca, muerta. En otros planetas encontraron nuestros descendientes mejores condiciones de vida. Un día estudiaron microfilmes de la Tierra, que habían llevado consigo en sus largos viajes por el cosmos. Los filmes informaban de que la Tierra había sido en un tiempo un paraíso floreciente.


1  https://www.comusav.com/2022-05-14-bluetruth/
2 La economía circular es un concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos. Se trata de implementar una nueva economía, circular -no lineal-, basada en el principio de «cerrar el ciclo de vida» de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía.
3 Jürgen Voigt. La destrucción del equilibrio ecológico. Alianza Editorial. 1971.


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.

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