SHINE ON YOU CRAZY DIAMOND

Por Marco Antonio Zárate Mancha.

Mientras más brilla una estrella, más rápido se extingue.

Un video de Tik Tok1 me reconectó con una obra magistral de Pink Floyd, considerada por muchos una de las cimas del rock sinfónico – progresivo. Me refiero al LP dedicado a su fundador Syd Barret, el diamante loco. Cocreador de ese concepto musical. En el video de marras, aparece Tom, el famoso gato de las caricaturas de Tom y Jerry. El minino yace en el piso frente a unas escaleras eléctricas. Una luz amarilla desde lo alto resalta el cuerpo del yacente cuerpo del felino y acompañado por los primeros acordes de la legendaria Shine on you crazy diamond; lo que es su cuerpo sutil (alma o espíritu) se desprende del cuerpo y comienza ascender por la dorada escalera que serpentea y se extiende por encima de las nubes. 

Como una cosa lleva a otra, me acordé que por allá a finales o quizá principios de 1976 escuché esa prodigiosa obra. A la sazón trabajaba en la explotación de un yacimiento pétreo. Explotábamos el banco de piedra para producir los agregados que se emplearían en la construcción del nuevo Aeropuerto de Minatitlán. En ese tiempo mi destino estaba en manos de la constructora ICA. Al concluir la construcción del Aeropuerto Internacional de Zihuatanejo, me trasladaron a la nueva obra. Yo era soltero y la empresa pagaba alquiler y proporcionaba vehículo. Me destinaron un cuarto de hotel en la carretera que va de Salina Cruz, Oaxaca hasta Minatitlán, Veracruz.

El hotel —Paraíso Jaltepec— que quién sabe si siga operando en esa modalidad, aún sigue allí. Solo que la gasolinera y el restaurante que formaban parte del mini complejo, ya no existen, solo algunos vestigios…

En aquel lugar viví cerca de 8 meses. En una ocasión, recuerdo bien que era viernes, al dejarme la camioneta me dirigí al restaurante. El calor de todo el día había sido severo y en la noche apenas había refrescado un poco. Pero la noche estaba chelera. Pedí de cenar y acompañé los alimentos de varias Bohemias. Había algarabía en el lugar, y las meseras del lugar, se prodigaban en una mesa donde había también un solitario comensal. Un gringo ya entrado en años. Quizá unos 50 años. Bebía también copiosamente y hacía reír a las lugareñas. Animado por las chelas, me acerqué a la mesa del vecino del norte y éste se alegró de mi atrevimiento y seguimos el jolgorio. 

Llegó el momento en que con discreción me dijo que si quería fumar un poco de marihuana. Le dije, claro que sí. Lo acompañé a su habitación y sacó un porro de buen tamaño. Estaba muy fresca

y desprendía un olor muy agradable. Me platicó que en su ciudad de origen fabricaba inciensos y me regaló unas cuantas bolsitas de varitas, la verdad tenía muy agradable olor y desprendían ese aroma que en los 70´s era común en las tiendas de hippies allá en California. Me comentó que él empleaba ceniza en lugar de aserrín, por tanto el aroma de sus inciensos era mucho más puro, ya que no se mezclaba con el de la madera… 

Sugirió dar una vuelta por la carretera en su automóvil. Accedí. Al llegar había visto un automóvil blanco estacionado fuera del restaurante. Era un Pontiac Firebird blanco con todas las prestaciones de un carro de lujo, quizá último modelo. Era su auto, así que subimos y salimos a la carretera y encendimos el porro. Puso música que no recuerdo, pero le dije, ¿traes más cintas? —eran cartuchos de 8 tracks— me contestó que en el asiento de atrás traía varios. Así que estiré el brazo y, entre otros, salió la última producción de Pink Floyd: Wish you were here, aún traía celofán, así que no lo había tocado. Pregunté: —¿puedo abrirlo? Me dijo —¡claro! Procedí e inserté el cartucho. Sonaron los primeros acordes y dije: ¡Ájale! El sistema de sonido era excelente, así que si sumamos el efecto cannábico y que abrió el quemacocos, aquello era Shangrilá motorizado. En el estéreo seguía la mágica Shine on you crazy diamond…, así que destapé dos cervezas que previamente compramos en el restaurante, y, volando, nos enfilamos para Acayucan… pero esa, es otra historia. 


1 https://www.tiktok.com/@rockoleros/video/7096665907392515333?_t=8SU3RV4LEFq&_r=1


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.


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