(En la ciudad) Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia por poseer, frenesí, prisa… En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie! (…) Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo. Moussa Ag Assarid. Pueblo Tuareg. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado. Gilles Deleuze
Por Marco Antonio Zárate Mancha.
En el escrito previo, asentamos el círculo perverso deuda-acreedor. Tenemos en resumidas cuentas, naciones, empresas, comercios, ciudadanos… endeudados. En sentido práctico, casi todos somos acreedores de la insaciable banca.
La globalización, una revisión
Hagamos una digresión para examinar lo que ha pasado en los últimos años, en que se nos vendió la idea de la globalización como panacea universal. Ese paradigma neoliberal en la actualidad se ha abandonado gradualmente por la recomposición del capital a nivel mundial. No obstante, como todo proceso social de largo aliento, lo que está aún en vías de reforma o cambio, es decir, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer…
Como recordaremos, la globalización fue y de alguna manera sigue siendo el fenómeno económico más relevante de los últimos cuarenta años y, para efectos prácticos, trastocó todas las relaciones en el planeta y con el planeta. El fenómeno abarcó prácticamente todas las esferas de la vida. Su énfasis en la economía planetaria; la liberalización y derrumbe de las barreras proteccionistas del comercio —los antiguos regímenes arancelarios — que resguardaban del exterior a las industrias domésticas en las diversas naciones del orbe, se desmantelaron o abatieron para facilitar el intercambio de mercancías, no así del movimiento de personas…
Sobre el término neoliberalismo Naomi Klein1 nos refiere que:
[…] es una forma extrema del capitalismo que empezó a imponerse en la década de 1980, con Ronald Regan y Margaret Thatcher, pero que viene siendo la ideología imperante de las élites mundiales desde la década de 1990, independientemente de su afiliación partidista. Aunque sus partidarios más intransigentes y dogmáticos siguen estando en donde nació el movimiento: en la derecha estadounidense. Neoliberalismo es la expresión taquigráfica de un proyecto económico que denigra la esfera de lo público y cualquier cosa que no sea producto, o bien del funcionamiento del mercado, o de las decisiones individuales de los consumidores. Probablemente, lo que mejor lo resume sea otra de las famosas frases de Reagan: <<Las nueve palabras más aterradoras del idioma inglés son: “Hola, soy del gobierno y he venido a ayudarlos”>>.
Y Ronald Reagan, ex actor de Hollywood y ex presidente de EEUU, tenía muchísima razón. Las intervenciones de ayuda o apoyo gubernamentales suelen ser catastróficos para la población afectada, y una oportunidad de negocios y pingües ganancias para las empresas privadas que tienen conexiones con altos funcionarios de gobierno. También son vistas como coyunturas favorables para recomponer las relaciones sociales, como veremos más adelante.
Naomi Klein2 escribe sobre cómo gobierno y empresas privadas en enfermiza simbiosis aprovechan cualquier desastre para medrar. Son oportunidades para continuar avanzando en la privatización del Estado y de los servicios que presta. Aquí la periodista e investigadora nos recuerda lo sucedido durante las secuelas del trágico huracán Katrina3 (2005), que causó severos daños al estado norteamericano de Luisiana y cómo operó el “capitalismo del desastre”:
En brutal contraste con el ritmo glacial al que se repararon los diques y la red eléctrica de Nueva Orleans, la subasta del sistema educativo de la ciudad se realizó con precisión y velocidad dignas de un operativo militar. En menos de diecinueve meses, con la mayoría de los ciudadanos pobres aún exiliados de sus hogares, las escuelas públicas de Nueva Orleans fueron sustituidas casi en su totalidad por una red de escuelas chárter de gestión privada. Antes del huracán Katrina, la junta estatal se ocupaba de 123 escuelas públicas; después, sólo quedaban 4. Antes de la tormenta, Nueva Orleans contaba con 7 escuelas chárter, y después, 31. Los maestros de la ciudad solían enorgullecerse de pertenecer a un sindicato fuerte. Tras el desastre, los contratos de los trabajadores quedaron hechos pedazos, y los 4,700 miembros del sindicato fueron despedidos. Algunos de los profesores más jóvenes volvieron a trabajar para las escuelas chárter, con salarios reducidos. La mayoría no recuperaron sus empleos. Nueva Orleans era, según The New York Times, «el principal laboratorio de pruebas de la nación para el incremento de las escuelas chárter4», mientras el American Enterprise Institute, un “think tank” de inspiración friedmaniana, declaraba entusiasmado que «el Katrina logró en un día [...] lo que los reformadores escolares de Luisiana no pudieron lograr tras varios años intentándolo». Mientras, los maestros de escuela, que eran testigos de cómo el dinero destinado a las víctimas de las inundaciones era desviado de su objetivo original y se utilizaba para eliminar un sistema público y sustituirlo por otro privado, tildaban el plan de Friedman de «atraco a la educación».
En el desastre originado por el huracán Katrina, por poner un ejemplo, vemos que ante la tragedia de la población, se impone no la ayuda, no el apoyo para reconstruir una zona devastada por la fuerza de la naturaleza; se ve la oportunidad de hacer negocios, de medrar, así como de aprovechar la catástrofe para imponer cambios que por la vía normal pueden llevarse años, tal y como descaradamente declaró el American Enterprise Institute...
El capital financiero en el neoliberalismo
Retomemos la parte sustantiva del neoliberalismo, el brazo financiero. Y es que en la etapa neoliberal encontramos una enorme diferencia con épocas pasadas en lo que se refiere a los flujos financieros y de capitales globales. El movimiento de capitales es de locura. El sociólogo inglés Anthony Giddens5, lo describe así:
<< Ajustada como está al dinero electrónico —dinero que existe sólo como dígitos en ordenadores—, la economía mundial de hoy no tiene paralelo en épocas anteriores. En la nueva economía electrónica global, gestores de fondos, bancos, empresas, al igual que millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo a otro con el botón de un ratón. Al hacerlo pueden desestabilizar lo que podían parecer economías sólidas y a prueba de bomba […] El volumen de transacciones económicas mundiales se mide normalmente en dólares estadounidenses. Para la mayoría de la gente un millón de dólares es mucho dinero. Medido como fajo de billetes de cien dólares, abultaría 50 centímetros. Cien millones de dólares llegarían más alto que la catedral de San Pablo de Londres. Mil millones de dólares medirían casi 200 kilómetros, 20 veces más que el monte Everest>>.
Y es ahora Zygmunt Bauman6, sociólogo polaco, quien también nos ilustra acerca de esta preocupante característica de la globalización:
<<Según los cálculos de René Passet, las transacciones financieras puramente especulativas entre monedas alcanzan la cantidad de 1,3 billones de dólares diarios, un volumen cincuenta veces mayor que el del intercambio comercial y casi igual a los 1,5 billones de dólares que suman las reservas de todos los “bancos nacionales” del mundo. Ningún Estado —dice Passet en conclusión — puede resistir más allá de unos pocos días las presiones especulativas de los “mercados”>>.
Tenemos que es el capital especulativo el que domina el mundo. Los políticos en la época actual desarrollan un muy triste papel. Son los gerentes de los hombres de dinero del mundo. Zygmunt Bauman7 nos lo aclara de esta forma:
“En el cabaret de la globalización, el Estado realiza un stiptease y al final de la función sólo le queda lo mínimo: el poder de la represión. Destruida su base material, anuladas su soberanía e independencia, borrada la clase política, el Estado nacional se convierte en un mero servicio de seguridad de las megaempresas… “ Los nuevos amos del mundo no necesitan gobernar en forma directa. Los gobiernos nacionales están encargados de la tarea de administrar los asuntos en su nombre8".
También Giddens hace un aporte:
“Los Estados han perdido gran parte de la soberanía que tuvieron, y los políticos mucha de su capacidad para influir en los acontecimientos. No es sorprendente que nadie respete ya a los líderes políticos, o que nadie tenga mucho interés en lo que tienen que decir. La era del Estado-nación ha terminado”9
La fragilidad de los Estados se constata diariamente en las noticias. Casi no hay Estado que no esté endeudado y que no sea rehén de la banca trasnacional, del Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo (Grecia, Italia, Portugal, Bélgica, Irlanda, entre otros, tienen una deuda superior a su PIB, o casi igual a éste).
Tenemos pues que para cualquier nación que no se someta a los dictados y caprichos del gran capital, hay una virtual espada de Damocles que lo amenaza y puede desestabilizar su economía en pocos días con una fuga de capitales bien orquestada. Bajo ese no velado chantaje sobre los Estados, se cedieron empresas paraestatales en buena parte del planeta, se ajustó la política económica de los países para asegurar y privilegiar el pago de sus deudas, al tiempo que se condicionó su aceptación o, caso contrario, se negarían futuros empréstitos al tiempo que las calificadoras aumentaban el riesgo de invertir en ellos y, por tanto, aumentaban el interés de sus créditos. Sobre este aspecto no importa reiterarlo una y otra vez.
Es pues, tan significativo el poder actual de la banca internacional y sus administradoras de inversiones, que en febrero de este 2022, el senador por el estado de Vermont, Bernie Sanders, alertó ante el Comité de Presupuesto que él preside, sobre el inmenso poder económico y político de dichas empresas, al poner de ejemplo a tres administradoras de activos de Wall Street, señalando que: “Nunca en la historia de Estados Unidos tan pocos han sido dueños de tanto y han tenido tanto poder sobre nuestra economía”.
Advirtió que tan solo ¡tres administradoras! Controlan 22 mil millones de dólares en activos: BlackRock, State Street y Vanguard. Recordemos que el Producto Interno Bruto de Estados Unidos es de 24 mil millones, por lo que dichas administradoras operan inversiones equivalentes al 92% del PIB de EEUU. Para dar una idea de dicha cantidad, el senador Sanders declaró que esa cantidad representa 5 veces el PIB de Alemania.
En su intervención advirtió que esa triada de operadoras tienen acciones en más del 96% de las 500 empresas del índice de Standard and Poor’s, S&P, en la Bolsa de Valores. Y que están presentes en los sectores económicos más dinámicos y valiosos, como bancos, empresas farmacéuticas, fabricantes de aviones y aerolíneas, industria alimentaria y producción de alimentos, telecomunicaciones, electrónica y de medios de comunicación, por citar algunos de ellos.
Las administradoras mencionadas, tienen inversiones en prácticamente todo el orbe en donde haya empresas con perfiles de alta rentabilidad. Es el caso de algunas empresas del Índice Bursátil Español, IBEX10 en que, al menos dos de ellas han sido acusadas de sobornos en nuestro país: […] Iberdrola y Repsol… En ambas compañías hay capital de algunos de los varios fondos de Vanguard Group. Y aquí llegamos al espinoso asunto de la corrupción, en que empresas privadas corrompen a funcionarios gubernamentales mediante la entrega de sobornos para verse favorecidos en el otorgamiento de concesiones, proyectos y en general de inversiones.
En próximo trabajo se abordará este segundo resorte opresor de las sociedades modernas.
1 Naomi Klein. Decir no no basta. Paidós. 2018. P. 101.
2 Naomi Klein. La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Paidós. 2008. P. 4
3 El huracán Katrina ha sido uno de los más destructivos y el causante de más víctimas mortales de la temporada de huracanes en el Atlántico. Se trata del huracán que ha provocado más daños económicos, así como uno de los cinco huracanes más mortíferos en la historia de EEUU.
4 Se le llama escuela chárter a la institución educativa que recibe fondos del gobierno, pero opera de forma independiente del sistema escolar estatal establecido dentro del que se encuentra. Existe un debate en curso acerca de si las escuelas autónomas deben describirse como escuelas privadas o escuelas estatales.
5 Anthony Giddens, Un mundo desbocado, Los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, 2000, p. 22.
6 Zygmunt Bauman. La Globalización, consecuencias humanas, FCE, 2010. P. 90.
7 Op. Cit. p. 21.
8 Op. Cit. P. 89. Véase: “Sept pieces du puzzle néolibéral: la quatrième guerre mundiale a comencé”. Le monde diplomatique, agosto de 1997. Pp. 4-5.
9 A. Giddens. Op. Cit. P. 21.
10 Es el principal índice bursátil de la Bolsa Española. Está formado por las 35 empresas con más liquidez que cotizan en el Sistema de Interconexión Bursátil Español en las cuatro bolsas españolas. Las siglas IBEX son el acrónimo de las palabras Iberia Index.
Marco Antonio Zárate Mancha
Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.
