Por redacción.
El virus sincitial respiratorio (VRS) es una de las principales causas de enfermedades respiratorias en los niños pequeños. Este virus infecta los pulmones y las vías respiratorias, y puede causar problemas respiratorios.
El virus sincitial respiratorio es muy contagioso. Se propaga a través de las gotitas expulsadas por una persona infectada al toser o estornudar. Este virus también puede vivir en superficies (como las encimeras o los pomos de las puertas), así como en las manos y las prendas de vestir. Por lo tanto, la gente lo puede contraer con facilidad al tocar objetos contaminados.
El virus sincitial respiratorio se propaga rápidamente en escuelas, guarderías y centros de preescolar. Los bebés suelen contraer esta infección cuando sus hermanos mayores se exponen al virus en la escuela y los contagian en su casa. Al llegar a los dos años de edad, casi todos los niños ya se han infectado al menos una vez con el virus sincitial respiratorio.
Las infecciones son más frecuentes entre el otoño y la primavera. Las enfermedades respiratorias causadas por este virus (como la bronquiolitis o la neumonía) suelen durar aproximadamente una semana, aunque en algunos casos se pueden alargar a varias semanas.
El virus respiratorio sincitial también puede causar infecciones más graves, como bronquiolitis, que es la inflamación de las vías respiratorias pequeñas del pulmón, y neumonía, que es una infección de los pulmones. Este virus es la causa más común de bronquiolitis y neumonía en niños menores de un año.
Las personas con infección por el virus respiratorio sincitial generalmente presentan síntomas dentro de los 4 a 6 días después de haberse infectado. Los síntomas de la infección generalmente incluyen: Moqueo; Apetito reducido; Tos; Estornudos; Fiebre; Sibilancias.
Estos síntomas generalmente aparecen en fases y no todos a la vez. En los bebés muy pequeños, los únicos síntomas podrían ser irritabilidad, menor actividad y dificultad para respirar. Casi todos los niños presentarán una infección por el VRS antes de cumplir los dos años.
Los adultos sanos y bebés infectados generalmente no necesitan ser hospitalizados. Pero algunas personas, especialmente los adultos mayores y los bebés de menos de 6 meses, podrían necesitar ser hospitalizadas si tienen dificultad para respirar o se deshidratan. En los casos más graves, la persona podría requerir oxígeno adicional, o fluidos intravenosos (si no pueden comer o beber lo suficiente), o intubación (inserción de un tubo respiratorio por la boca hasta la tráquea) con ventilación mecánica (máquina para ayudar a respirar). En la mayoría de los casos, la hospitalización solo dura unos días.
Con información de CDC y Mayo Clinic
