DE PERRHIJOS Y DE GATHIJOS

«Lo que me preocupa — y eso sí, puede ser relevante para el fin de la historia —
es saber ¿cuándo fue que me transformé, yo que era una loba solitaria,
en este perro de apartamento que les habla ahora?»

Golgona Anghel

Marco Antonio Zárate Mancha

Hay una frase que en alguna ocasión leí, atribuida a George Gurdjieff: «Somos tan flojos con nosotros mismos, que preferimos ayudar a los demás». Así vemos que se ha puesto de moda poseer perros o gatos a los cuales se les trata de humanizar. Pero aunque a mucha gente no le guste, perro es perro y gato es gato. No obstante, sus exóticos dueños se prodigan en adquirirles juguetes, indumentaria o vestimentas humanas; incluso hay parejas que llevan a sus pequeñas bestias en carriolas y la verdad no parece importarles en lo más mínimo hacer el ridículo. ¿Habrase visto en alguna ocasión ese estrafalario comportamiento de sus dueños? Desde luego que sí. Pero esas extravagancias se registraron en el pasado con gente ya mayor, sin hijos o —hartos de ellos— e incluso muchos animalitos en algún momento fueron recipiendarios de enormes herencias por parte de sus dueños. No obstante, la explosión de mascotas es algo novedoso. Por la calle vemos una enorme cantidad de personas que llevan una o en no pocas ocasiones dos o más mascotas; intentaré hacer una reflexión sobre este relativamente nuevo paisaje en las ciudades.

Para algunos observadores el fenómeno sufrió un pico durante los años 2020 y 2021, precisamente por el encierro al que se obligó a buena parte de la sociedad debido a la disque pandemia por la COVID-19. Como se recordará, la gente se recluyó siguiendo las recomendaciones del eslogan “Quédate en casa” y otra aterrorizada por pepenar el evasivo virus que es como dios: todos hablan de él pero nadie lo ha visto (sigue sin haber laboratorio o científico en el planeta que lo haya aislado o visto, lo único que se tiene es un modelo computarizado de laboratorio…). Pues bien, miles de millones de personas en el mundo se pegaron a sus televisiones para atestiguar los atemorizantes noticieros que unánimemente machacaban acerca del número de muertos, número de contagiados, y la mariguanada de los asintomáticos, verdadero atentado a la más rudimentaria inteligencia. La gente, para distraerse, se volcó a ver cuánta serie y películas les recetaron, la cosa era mantener a la gente ocupada y sin tiempo de pensar o reflexionar sobre las cosas que estaban pasando en el mundo exterior. Allí es donde entran las mascotas. Alguien nuevo que nos siga distrayendo, alguien en qué ocuparnos. Ese hueco, ese vacío existencial lo vinieron a llenar preferentemente las mascotas, en lugar de colmarlo con lecturas constructivas, educativas, formativas, edificantes, reflexivas, o simplemente lúdicas —o de incluso aprender un nuevo idioma, un oficio o desarrollar una habilidad—. Nada de eso. Mejor una mascota. Ahora, basta conectarse a las plataformas de Tik Tok, YouTube o Facebook para que se vengan como cuentas de rosario, como cascada, los mini videos de perros y gatos a los que sus dueños besan, acarician, pedorrean, juegan, festejan… Las piruetas, solitos, gestos, cosas graciosas que ayer hacían los bebes de casa, ahora son las mascotas las que llenan esos espacios de parejas que no quieren hijos o de hombres y mujeres solitarios que encuentran la compañía y distracción en una mascota

(léase: al no poder estar conmigo mismo, me distraigo con una mascota que me permite olvidarme
de mi triste vida).

Además, un perrhijo o un gathijo, me da la posibilidad de relacionarme con otros poseedores de mascotas que me preguntarán sobre la mía y me permitirá explayarme sobre sus travesuras y sentirme orgulloso de sus avances en el campo del comportamiento humano. En síntesis: me dará la opción de relacionarme, cosa que yo solo no puedo hacer sino es con el báculo (ayuda, pues) de una mascota.

Hace pocos meses acudí a hacer un trabajo en un edificio sito en la avenida principal de la ciudad de Morelia. Bien. Llegué unos minutos antes de la hora pactada y eso me permitió tomar algunas fotografías en la acera frontal al domicilio a visitar. En el corredor de un edificio casi frente a la casa que visitaría, vi una serie de prendas de vestir alusivas al Halloween, pensé que era una tienda de productos para bebés por lo pequeño de las tallas exhibidas, volteé al aparador de enfrente y vi cadenas y correas, entonces mi sorpresa fue mayúscula: era una tienda de artículos para mascotas. ¡En serio…! ¡Increíble! Los artículos y prendas de vestir que había visto eran ropa para perro y para gatos, en este caso alusivos al Halloween. Ya me imagino a la gente discutiendo sobre qué prenda agradará más a la mascota en turno. Un episodio que recién testifiqué fue en una tienda especializada en productos para el hogar. Pues allí también tienen un exhibidor de productos para mascotas. ¡Cómo no! Observé una pareja que discutía sobre el juguete que comprarían al peludo de casa. La perra-mamá se decantaba por una especie de pollo de peluche, mientras el perro-papá objetaba que ese juguete lo destrozaría en un santiamén… El mundo está de cabeza. Se pretende humanizar a los animales.

Pero este tsunami mascotero, no es ajeno al negocio. Obsérvese que quizá millones de peludos viven mucho mejor que millones de mexicanos. Para dar una idea de lo que está en juego (cifras de hace 10 años):

1 Pero, ¿qué tan grande es el mercado? […] en México hay cerca de 26 millones de mascotas, de los cuales 22 millones son perros y el resto son gatos domésticos. Lo anterior da como resultado un mercado de servicios para mascotas de aproximadamente USD2.222 millones, cifra que podría aumentar en los próximos meses a razón de nuevos negocios que expenden alimentos y servicios alternos.

Por ejemplo, el ramo de alimento para perros es una industria de 790.000 toneladas anuales en México y su valor es de alrededor de MXN7.000 millones (USD529,8 millones) al año. A medida que la clase media en México ha adquirido mayor poder adquisitivo, sus mascotas han comenzado a gozar de una calidad de vida superior, por lo que no es de extrañar que existan 7.190 comercios al por menor de mascotas a escala nacional, según el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Instituto Nacional de Estadística (Inegi).

El mercado de productos y servicios para mascotas como: alimentos, ropa, tratamientos, servicios veterinarios, estéticas, salones de fiesta, hoteles y servicios fúnebres, entre otros, crece en México a una tasa promedio anual del 10% desde el 2008. Ese año, el consumo relacionado con las mascotas albergaba un total de USD1.377,2 millones; para el 2013,
cerró con un monto de USD2.222,8 millones, según datos de Euromonitor, agencia especializada en consumo.

Cierro esta colaboración con una definición del cáustico Ambrose Bierce 2 :

Perro s. Especie de Deidad adicional o subsidiaria, destinada a recibir los excedentes y sobrantes de la religiosidad del mundo. Este Ser Divino, en algunas de sus encarnaciones más diminutas y lanudas, ocupa en el amor de la Mujer un lugar al que ningún macho humano podría aspirar. El perro es una supervivencia, un anacronismo: no trabaja ni hila,
pero consigue lo que no consiguió ni salomón, en toda su gloria: yace el día entero sobre una estera, tostándose al sol y engordando, mientras su amo se afana para obtener con qué pagar un lánguido meneo de su cola salomónica, sazonado con una mirada de tolerante reconocimiento.

1 https://www.legiscomex.com/Documentos/mascotas-mexico-un-mercado-de-mas-de-usd2222-millones-
virginia-perez-
actualizacion#:~:text=Mascotas%20en%20M%C3%A9xico%3A%20un%20mercado,222%20millones
2 Ambrose Bierce. El diccionario del Diablo. Valdemar. P. 151.
Para los que quieran datos más actuales les paso estos enlaces: https://www.forbes.com.mx/mercado-de-
alimento-para-perros-y-gatos-alcanza-los-50000-mdp-en-mexico/
https://www.mascotas.com/contenido/amascota-revela-el-potencial-del-mercado-de-mascotas

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