Ante una inflación que no baja y se ubica por los 7.8 puntos anuales en general pero que en cuestión alimentaria supera los 8 dígitos, los fabricantes de alimentos han encontrado el camino de la reduflación.
Y qué es la reduflación, es la reducción de la cantidad de litros o gramos en los empaques para no subir el precio y de esta manera evitar el impacto inflacionario, entonces ahora se pueden encontrar que, en lugar de tener un litro o un kilo, son de 900 mililitros o de 800 gramos.
Los consumidores seguirán pagando los 800 o 900 pesos por su compra de la despensa, pero con menos producto. Claro no serán los mil, mil 200 pesos que tendrían que desembolsar si el contenido en peso fuera el mismo.
Esto se debe a que los productores se dieron cuenta que el consumidor no se fija en la cantidad de producto que adquieren, sino y con mayor frecuencia, en cómo impacta en la cartera, en su gasto cotidiano.
Las empresas leyeron esta costumbre del consumidor y si bien no aumentan los precios si la cantidad del producto que empacan y que dan cuenta de que litro ya no es de mil mililitros, sino ahora en su envase dice 900 o 850, que normalmente es lo último en que se fija el comprador.
Como consumidores, no se nos acostumbra a pensar en términos de la cantidad de un producto, sino en el precio que tendrá y en el impacto hacia el presupuesto tanto para la despensa como para el resto de los gastos que se tengan que cubrir, consideran los expertos.
Ante el proceso inflacionario, sobretodo en alimentos, las marcas se han ajustado a lo que el consumidor puede pagar , sabedores de que la mayor parte de los mexicanos no se fijan en el peso o cantidad, sino en el pago que deberán realizar.
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