MANO IZQUIERDA

El Universo sin Arquitecto

Por Jorge Andrés López Espinosa

En la Universidad de Oxford existe desde hace décadas una cátedra sui generis denominada: “comprensión pública de la ciencia”, cuyo titular hasta 2008 lo fue el extraordinario científico Richard Dawkins, quien es un convencido de que la ciencia a través de la educación debería llegar a todas las personas en cualquier parte del planeta, entendida aquella como el conocimiento del mundo real, de la vida misma, la cual sostiene Dawkins está apartada de cualquier diseño preconcebido. En su concepción de la vida humana, Dawkins considera que existe en todos los homo sapiens un gen egoísta que sólo por supervivencia ha sido el histórico responsable del mantenimiento de la especie en el planeta, a este gen le atribuye además el origen de absolutamente todas las relaciones de poder que prevalecen en las sociedades, con todos los marcados sezgos de egoísmo que caracterizan al ser humano. Para el también autor de El Espejismo de Dios, sus postulados llegan a tocarse con el antiguo paradigma del Leviatán de Tomas Hobbes, “El hombre es el lobo del hombre”,  pues considerando que el ser humano no tiene predadores como si los tienen otras especies, lo que a lo largo de los siglos nos ha venido aniquilando es la lucha contra nosotros mismos por el poder en cualquiera de sus manifestaciones, como por ejemplo el absurdo invento de la guerra, en la que sin duda subyace un apetito humano de poder. De modo que, Dawkins señala el camino hacia una nueva humanidad, que parte en principio por respetar en absoluto la libertad de las niñas y niños evitando imponerles o mejor dicho heredarles un modelo religioso determinado, mucho menos otro de carácter ideológico político, pues hacerlo se equipara a una especie de maltrato infantil. Por el contrario Dawkins propone que sea desde la ciencia desde donde se enseñe la realidad, los fenómenos naturales ya explicados y la historia del universo, motivando con ello a generar futuros científicos que ayuden a las siguientes generaciones a entender lo aún incomprendido. Así, para Dawkins no existe un arquitecto que haya diseñado el universo de manera preconcebida, este genio de la biología de nuestros tiempos nos devuelve a nosotros con sus afirmaciones, la responsabilidad de absolutamente todo lo ocurrido a la humanidad. Cambio climático, hambruna, pobreza, violencia, crimen, abusos, no son ni pueden ser la acción de seres sobrenaturales que juegan como titireteros con el destino desde algún Olimpo, todo desde el principio ha sido provocado por ese tan humano gen egoísta al que se refiere el profesor Dawkins. Pero no todo está perdido, en su investigación Dawkins también advierte la presencia de un comportamiento empático entre los seres humanos, uno que también ha estado presente en cada momento de la historia humana, dicho de otra manera, en realidad se trata de la batalla eterna entre el bien y el mal, empatía contra egoísmo. La reflexión final quizá, nos conduce a lo aseverado por Albert Einstein, pero dicho de un modo poético por Amado Nervo: “… yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas”.  Le pregunto estimado lector: ¿Será este el momento de un humanismo consciente, el de la empatía por el otro, un humanismo emancipador que nos liberará al hacernos responsables por lo causado para remediarlo? Al tiempo. Excelente lunes. Los sigo leyendo en este correo: jorgeandres7826@hotmail.com

Deja un comentario