La Universidad Autónoma de San Luis Potosí tiene una Comisión de Derechos Humanos o estudiantiles si se gusta, pero que trabaja en la promoción y protección de los derechos humanos dentro de la universidad y en la comunidad en general. Además, la universidad ha llevado a cabo eventos y actividades relacionadas con los derechos humanos, como conferencias, cursos y talleres.
Pero para llegar a lo anterior, hay que romper con una “institución, en donde en ciertas facultades, se reproducen pautas monacales, jerarquías oligárquicas que siguen detentando el poder y que perviven en la universidad”, considera Urenda Queletzú Navarro Sánchez.
La activista social, la maestra, la constructora de talleres, foros y encuentros sobre derechos humanos, equidad y no violencia contra las mujeres y hoy cabeza de un grupo de 11 personas que atiende a una población de 40 mil universitarias y universitarios, académicos y administrativos, desde lo que se denomina “Defensoría de Derechos Universitarios”.
Una mujer en la defensa de los derechos de las mujeres, no es extraño y menos si su compromiso desde siempre ha sido el activismo a favor de ellas, de la equidad de género, pues en eso se invirtió, ahora se encuentre al frente a una instancia que ha sido cuestionada hasta por los mecenas de la universidad. Pero hay quienes reaccionan diferente y “si la cabeza política dice que por aquí es el camino ( el de los derechos humanos), como pasó con el rector Zermeño, aunque esa no sea su creencia, pero realiza un proceso de convencimiento”, entonces marca el camino.
Pero además, dice la abogada, la estudiosa del derecho, la recurrente a la Constitución, que se ha vuelto una obligación el cumplir con un derecho de las personas. Y si quieres recursos las instancias federales te cuestionan qué estas haciendo por el tema de inclusión, de género, de interculturalidad, por la comunidad LGTBIQ, etc., de los derechos humanos.
Cita el caso de las mujeres que con menos de un siglo de ir a la universidad, una institución en donde hoy se siguen reproduciendo las relaciones jerárquicas, donde impera el poder y la pleitesía, – el patriarcado, vamos- y es en esta institución a donde irrumpen las mujeres, como una transgresión; en una instancia en donde la violencia es un mecanismo disciplinario , que se mantiene y atraviesa, apunta Urenda.
Bajo ese escenario surge la Defensoría de Derechos Universitarios, cuya finalidad es garantizar su respeto y entre estos, el que podríamos considerar fundamental, el de los Derechos Humanos.
Pero esto va cambiando, pues hoy en la universidad, en esa instancia en donde las mujeres lograban sobrevivir bajo experiencias violentas, expulsadas, y solo hablando de mujeres dice la defensora, se incrustan los Derechos Humanos, se adoptan con las garantías que otorga el estado, no algo inherente a los hombres sino a las personas.
Pero no se puede entender una realidad sino se liberan opresiones y es lo que hay que entender, sobretodo en un lugar que se basa en la resistencia institucional, en la jerarquía y la jerarquía es una opresión, afirma Urenda.
Antes solo se decía derechos universitarios, hoy la coyuntura no se puede extraer a los Derechos Humanos porque entonces, si se queda en lo que se consideraba únicamente universitarios, cómo se garantiza al interior de la universidad el derecho a la no discriminación , a la igualdad de oportunidades, a la participación política.
Hoy derivado de proceso de ruptura de los y las estudiantes, de las y los profesores, las y los funcionarios y a una cultura que pugna por ocupar espacios libres de violencia, a ejercer derechos de igualdad en los espacios universitarios, se genera una demanda que hoy la atiende la defensoría.
El equipo que lideréa Urenda no podrá levantar a lo que llama “un elefante artrítico en una administración de 4 años y ya se llevan 3”, pero que ha realizado acciones de revisión desde la parte orgánica, de la ley, el estatuto y los procesos de reingeniería institucional.
Y reconoce sin dejar de mostrar en su rostro que ha cumplido, pero que falta mucho, que la estructura con la que cuenta es débil, apenas once sus acompañantes de planta para atender a más de 40 mil personas. Y deben hacer difusión, analizar los casos presentados, construir marcos institucionales, enfrentar las resistencias a nivel académico, administrativo, y es que antes no se sancionaba y hoy las acciones emprendidas se realizan con bases jurídicas. Orgullosa cita que no han perdido ningún caso.
Nos comunica Urenda que desde los organismos de los Derechos Humanos que hoy encabeza desde la instancia de la UASLP, se pugna por una reforma en la educación y que los Derechos Humanos no estén sujetos a la voluntad de un rector, entonces deben quedar inscritos en la ley de educación, para lo cual tendrán una reunión con el Congreso de la Unión.
Hoy en la UASLP se atiende desde la defensoría la demanda, se estudia, se analiza se investiga, se propone. Cuando llegan a la instancia y dicen que el profesor me discrimina porque soy abiertamente homosexual, lesbiana y las burlas son claramente ofensivas, etc., es cuando desde los Derechos Humanos se construye la evidencia a través de un diagnóstico. Así para cada caso y luego se procede a la corrección, reparación, no represión, procesos de reeducación, se recomienda el canal más adecuado para el ofensor y claro se atiende al ofendido.
Ante el trabajo y esta visión, perspectiva, inducción tan necesaria, se han creado los espacios para que desde las unidades académicas cuenten con instancias de Derechos Humanos, integrados por personal académico administrativo y estudiantil, para que se conviertan en promotores al interior de sus facultades. Toda unidad debe de hacer y ser un trabajo de formación de formadores. Se parte desde cero y los saberes se logran a partir de la experiencia de los propios espacios en los que se encuentran, de las vivencias cotidianas, esto permite resolver el caso desde adentro, desde donde se presenta el conflicto.
La maestra Urenda, la expositora y promotora de los Derechos Humanos, la activista de la no violencia contra las mujeres y respeto a las personas, la conferencista, la mujer que se contrato por 4 años y lleva 3, quien tuvo que realizar un análisis cuantitativo y cualitativo que mostrara en dónde estaba la UASLP en materia de Derechos Humanos, sin dejar de atender, construir, impulsar una nueva cultura que ayude al elefante artrítico a seguir caminando. Ella se queda con sus 300 expedientes en trámite y atendiendo más de 500 asesorías, todo bajo el principio de la secrecia, pero sobretodo en la construcción de un sistema de justicia universitario.
