MANO IZQUIERDA


Epicuro y Jesús, defensores de la dignidad.
Por: Jorge Andrés López Espinosa

En estos días en que millones de personas en occidente los dedicamos a la reflexión, es un buen momento para destacar, pero sobre todo compartir con Usted amable lector, las enormes similitudes que se pueden advertir en el pensamiento pero sobre todo en el mensaje de Epícuro de Samos y Jesús de Nazareth. El primero de ellos un filósofo que vivió y murió 270 antes que el Cristo, a sus 35 años, en la plenitud de su vida y luego de haber recorrido distintas ciudades jonias, fundó su escuela de enseñanza filosófica, apartada de las instituciones educativas tradicionales como lo eran la Academia y el Liceo, Epicuro compartiría sus conocimientos en su Jardín, creyente de que la filosofía conduce a la sabiduría y ésta a su vez nos lleva a la felicidad, tenía como premisa entonces, que la filosofía debía estar al alcance de todas y todos; justo aquí podemos encontrar un par de similitudes con Jesús de Nazareth, pues las puertas del Jardín de Epícuro estaban abiertas para todas y todos que quisieran filosofar, no importaba si se era un varon esclavo o libre, una mujer casada, soltera o hetera, si se tenía o no una posición económica, todos, absolutamente todos cabían en la fraternidad humana que departía en ese hermoso Jardín. Esa también fue la esencia de lo predicado por Jesús, bajo la idea primordial de que la verdad os hará libres, departió sus enseñanzas e hizo amistad igual con pescadores que con recaudadores de impuestos, se acercó a los enfermos y consoló a las mujeres que sufrían injusticias y hasta con aquellas que se les pretendía castigar con la lapidación, todas y todos podían seguirle, pues su mensaje era sencillo pero poderoso, si todos somos hijos de la misma divinidad ¿dónde estan las diferencias?. Ambos sufrieron también la persecución del status quo, de los poderosos de su tiempo, Epicuro calumniado y tildado de ser un charlatan entregado al placer hedonista, su escuela un sitio indecente, luego de su muerte sus enseñanzas trataron de ser borradas de la faz de la tierra. Jesús, acusado de ostentar un liderazgo sedicioso, fue vejado y llevado al peor de los castigos por sus propios hermanos de pueblo quienes lo entregaron al Imperio Romano, Imperio que lavó sus manos por la sangre derramada de un buen hombre de 33 años, cuyo mensaje era simple: que todos los integrantes de esta humanidad se amaran los unos a los otros. Así, en estos tiempos de reflexión, más allá de cuestiones estrictamente religiosas, sea a través de la fe o de la filosofía, la humanidad debe replantearse su devenir, Epícuro y Jesús creían en la dignidad del Ser, para ninguno existía la más mínima posibilidad de que alguna persona pudiera ser tratada de modo indigno, es más, me atrevo a decir que si vivieran estos tiempos, los dos continuarían luchando contra la discriminación, por la igualdad, por las libertades y contra las injusticias. Pero de algo estoy absolutamente seguro, Epícuro y Jesús continuarán por mucho tiempo siendo fuente de inspiración para generaciones presentes y futuras, porque sus causas no están agotadas, pero sobre todo, porque el mensaje epicúreo y cristiano coincidente en lo medular, quedó plasmado en el primer artículo de ese evangelio laico denominado Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” ¿Será tan difícil comportarnos así?. Tenga Usted excelente inicio de semana, sea amable con su prójimo, trátelo con respeto y la mayor dignidad, todos lo merecemos. Lo sigo leyendo en este correo: jorgeandres7826@hotmail.com.

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