(Segunda parte)
Riqueza:
Un don del cielo que significa: «Este es mi hijo amado del que me siento satisfecho».
John D. Rockefeller
El premio del trabajo y la virtud.
J.P. Morgan
Los ahorros de muchos en las manos de uno.
Eugene Debs
Marco Antonio Zárate Mancha
Decíamos en escrito precedente que la plutocracia tiene inversiones en las empresas más importantes del mundo. No escapa prácticamente ninguna empresa con alta rentabilidad en que no tengan «intereses». Hace ya casi 50 años se produjo una feroz pugna por el mercado entre las refresqueras Pepsi Co. y Coca Cola. Se llamó la “Guerra de las Colas”. La gente, sobre todo la juventud setentera, discutía cuál de las dos era mejor. Una campaña exitosa fue el “Reto Pepsi”, que mediante cata ciega desafiaba a determinar cuál era más sabrosa. Finalmente Coca Cola se impuso en esa guerra mercadológica. Traigo a colación esa contienda publicitaria porque lo paradójico es que ambas empresas pertenecen a los mismos accionistas. La lucha por el mercado continúa hasta nuestros días. No importa en realidad cuál gane, ambas son de los mismos dueños. Compres Coca o Pepsi, tu dinero va a engordar sus multimillonarios bolsillos.
La brutal concentración de riqueza que tienen tan sólo “tres administradoras de fondos de Wall Street” (abordada ya en otros escritos y propiedad de los Rothschild): BlackRock, Vanguard y State Street, representa prácticamente el equivalente al 92% del PIB de EEUU (PIB: 24 billones de dólares). Desde luego éstas son de las principales accionistas de las refresqueras mencionadas. Las 3 administradoras de fondos controlan 22 billones de dólares en activos que representa 5 veces el PIB de Alemania. ¿Qué tal, eh?
La pregunta obligada es: ¿Cómo es que una mínima parte de la humanidad logró parasitar, vivir a expensas de casi el 99% de la otra parte de sus congéneres? La respuesta está, desde luego en el dinero. En la riqueza que se adquiere con el papel moneda.
LA RESERVA FEDERAL, ORIGEN DE CASI O TODOS LOS PADECIMIENTOS DEL MUNDO
Aquí tenemos que hablar, en diferente acápite, de la Reserva Federal de los EEUU, la Fed, que controla la totalidad del sistema monetario de los EEUU. Sus principales características es que «nadie es responsable de la Fed. No tiene presupuesto, tampoco está sujeto a ninguna auditoría y ningún comité del congreso conoce o puede supervisar sus operaciones».
Un poco de historia. El origen de la Fed era a finales del siglo antepasado un viejo sueño de los banqueros más importantes de EEUU: John D. Rockefeller y J. P. Morgan y de los poderosos actores financieros que ambos representaban. En noviembre de 1910 un selectísimo grupo afín a los dos banqueros se reunió en un exclusivo lugar en Jekyll Island, Georgia, para sentar las bases de un banco central. Rockefeller acompañado por el senador Nelson Aldrich (socio de Morgan y suegro de Rockefeller), y el banquero Frank A. Vanderlip, presidente del National City Bank of New York. Los hombres de Morgan eran Harry P. Davidson, su socio, y Charles D. Norton, secretario del presidente William Howard T. Los asistentes a esa reunión pactaron la firma del “Central Banking Act” dando origen a la Reserva Federal, de acuerdo a la instrucción del presidente Woodrow Wilson. Los firmantes, como se ha mencionado, representaban al Departamento del Tesoro y a los banqueros más importantes de EEUU (además de Morgan y Rockefeller, Pablo Warburg, Kuhn, Loeb & Co., y la banca Rothschild).
Cabe mencionar que el presidente Wilson, de alguna manera fue convencido por los banqueros de la creación de la banca central en los EEUU. Uno de los objetivos (ocultos) perseguido y compartido por los 2 bandos era que querían un banco central que les diera crédito barato para financiar, ampliar y consolidar sus imperios. J. D. Rockefeller de forma preponderante en la industria petrolera y financiera; J.P. Morgan dentro del mundo financiero, la minería y la naciente y pujante industria eléctrica, entre otras.
Un interesante resumen y consecuencias de los objetivos de su instauración:
«[…] estabilizar la economía. Y si así lo fuera […] ha fracasado en el supuesto objetivo de estabilización, como corroboran las crisis y recesiones ocurridas en los cien años transcurridos desde su creación: crisis financiera de 1921, crack de 1929, Gran Depresión de 1929-39, recesiones de 1953, 57, 69, 75 y 81, Black Monday de 1987, recesión 1990-91, burbuja dotcom del 2001 y, por supuesto, la Gran Recesión de 2008-?
Como han podido constatar, los objetivos fueron otros. La Fed fue el resultado de un encuentro secreto de gente poderosa representando al Estado y a la Banca para acordar los mecanismos que les permitieran: (1) detener la creciente influencia de los pequeños bancos locales y mantener el control financiero; (2) hacer más elástica la oferta monetaria vía creación de crédito para contrarrestar la tendencia que favorecía el capital frente a la deuda; (3) mutualizar las reservas individuales de los bancos en un gran fondo central que impulsara a todos los bancos a expandir el crédito a la vez y con los mismos coeficientes de reserva fraccionaria; y (4) trasladar las pérdidas a los contribuyentes en caso de colapso total[i]».
Tenemos pues que desde su origen, detrás de la Fed, están los banqueros más poderosos que, al paso del tiempo, contra viento y marea, han logrado mantener el «monopolio para crear moneda, para crear dinero» sin mayor respaldo que la confianza. Dinero fiat, es decir, basado en la «confianza en el sólido sistema financiero de los EEUU».
Cabe mencionar que la irracional —descontrolada y libre de cualquier supervisión— impresión de papel moneda en EEUU, ha sido así desde 1971 en que de manera unilateral el presidente Richard Nixon abandonó el patrón oro adoptado en Bretton Woods en 1945. Aquí nuevamente un poco de referencias históricas, ya que no siempre ha sido así.
En 1791 Alexander Hamilton, primer secretario del tesoro, estableció el primer banco central de EEUU, responsable de la emisión de papel moneda. Dicha institución tuvo múltiples tropiezos y fue hasta 1834 que se logró darle estabilidad al sistema financiero a través de la implantación del «patrón oro» que establecía que un dólar valía aproximadamente 1.20 onzas de oro (1.4 gr de oro).
En 1862 el presidente Abraham Lincoln decidió la invasión del sur y para financiar sus planes bélicos desechó el «patrón oro» y comenzó a imprimir papel moneda. Así pues, EEUU abandonó dicho «patrón» para costear la guerra civil.
Para 1879 se regresó al «patrón oro», y se creció a una tasa de 4%. Durante 20 años se tuvo una época muy próspera.
En 1907 la campaña por la reforma bancaria recibió un empujón, cuando hubo una huida masiva de capital por los numerosos bancos nacionales y locales que se declararon en bancarrota y la Knickerbocker Trust Company, el tercer fondo más grande de Nueva York, quebró. Todo ello no obstante el rescate de J.P. Morgan que desembolsó 35 millones de dólares para detener el colapso financiero.
Con ese antecedente Wall Street aprovechó la oportunidad para imponer la idea del banco central o prestamista de último recurso a la población estadounidense. Así que si algún banco sufría algún apuro o descalabro no tenía que preocuparse ya que obtendría crédito de Washington. Este esquema ha hecho que el sistema financiero de EEUU no sea escrupuloso en el manejo del crédito, de los préstamos y de sus excesos. Ya que tienen una red protectora que los detendrá de cualquier caída.
El diseño del esquema del banco central bajo esa óptica ha protegido una banca irresponsable que no se hace cargo de las consecuencias negativas de sus operaciones, lo que no debiera ocurrir, ya que cada banco debiera responsabilizarse de sus propias deudas y obligaciones contractuales. Y si algún banco debido a políticas financieras imprudentes quiebra, no debiera considerarse mala señal, sino todo lo contrario, porque el peligro de bancarrota sería un acicate que haría a los bancos más cuidadosos y responsables en sus políticas, operaciones y administración financieras.
Para 1913, año en que nació la Fed, en los EEUU todavía prevalecía el «patrón oro», pero muy rápido quedó erosionado a medida que prácticamente se imprimían dólares ad libitum. El primer paso fue respaldar las nuevas emisiones con tan sólo 40% en oro. Lo cual significa que 60% de los dólares emitidos eran dinero fiat, sin mayor respaldo que la «confianza en el sólido sistema financiero estadounidense». En ese momento, por cada dólar soportado en oro, ya circulaba dólar y medio fiat. Esto es, dólar y medio “chafa”, sin respaldo. Pudiéramos decir «falso», ya que si cualquiera otro imprimiera ese papel moneda y lo pusiera a circular, irremisiblemente pararía en la cárcel sin tocar baranda.
En 1933 Franklin D. Roosevelt no sólo modifica el «patrón oro», sino que confisca casi todo ese metal. Roosevelt, mediante la Orden Ejecutiva 6102 prohíbe a los ciudadanos estadounidenses la acumulación privada de monedas de oro, oro en bruto o en certificados[ii]. Al tiempo que los obligó a entregar a la Reserva Federal todo el oro en sus manos y a cambio les pagaron 20.67 dólares por cada onza troy (31.1 gr) entregada. Los renuentes a intercambiarlo en cualquiera de sus formas serían multados hasta por 10 mil dólares y/o 10 años de prisión. Así pues, la ciudadanía fue obligada a entregar su patrimonio a más tardar el 1 de mayo de 1933. Esa normativa está a punto de cumplir ¡90 años!
La medida de F. D. Roosevelt —en realidad la Fed a través de éste— era concentrar todo el oro físico del país para canjearlo por dólares con el propósito de estabilizar la moneda tras la Gran Depresión de 1929. Gracias a esa Orden Ejecutiva el gobierno de EEUU logró disponer de grandes reservas de oro y elevar el precio del metal para transacciones con el extranjero hasta 35 dólares la onza troy.
Cabe recordar que conforme a las normas del «patrón oro», el dólar se mantendría convertible. Esto es, el dinero fiat o fiduciario era aún intercambiable por oro.
Como podrá observarse, la iniciativa para crear el banco central de los EEUU nació de los más poderosos banqueros de la época y funcionarios del gobierno con los cuales mantenían negocios, intereses, e incluso relaciones familiares. Todo muy lindo y en familia. En realidad se pusieron e impusieron nuevas reglas al sistema financiero, pero… sería muy ingenuo pensar que los banqueros realmente pensaban en el saneamiento del sistema bancario del país o en echarse la soga al cuello. Las reglas siempre han servido y han estado a favor de los banqueros, verdaderos parásitos del planeta y de la humanidad.
De entrada, hace 90 años, el cartel de banqueros instauradores de la Fed se «apropió» de casi todo el oro de su país. El cartel de banqueros aglutinados en la Reserva Federal, tiene desde 1913 el monopolio para imprimir billetes en sus rotativas. ¿Qué negocio en el mundo puede ser más lucrativo que hacer dinero de la nada?
Cómo fue posible que un Estado cediera su soberanía y mandato constitucional de emisión de papel moneda de acuerdo al Capítulo I, Sección 8:
“El Congreso tendrá facultad para: Establecer y recaudar impuestos, aranceles, derechos y contribuciones; para pagar las deudas y proveer a la defensa común y bienestar general de los Estados Unidos; pero todos los impuestos, aranceles, derechos serán uniformes a través de los Estados Unidos.
[…] Contraer empréstitos a cargo al crédito de los Estados Unidos.
Acuñar dinero y regular su valor, así como su relación con moneda extranjera. Fijar los patrones de pesas y medidas.
Proveer lo necesario para el castigo de quienes falsifiquen los títulos y la moneda vigente de los Estados Unidos” …
Constatamos pues, que la facultad constitucional del Estado ha sido secuestrada por un cartel de bancos (autodenominado Reserva Federal) sin ningún control (al decir sin ningún control es eso: no tienen ningún control), por la sencilla razón de que el capital ha comprado todo (incluyendo presidentes y congresos), tal y como nos lo narran la estadounidense Naomi Wolf (ver Carlos Fazio[iii]) y la canadiense Naomi Klein[iv]. El único presidente estadounidense que enfrentó a la Fed fue John F. Kennedy… Este, como se sabe, empezó a imprimir sus propios billetes… y la historia de su asesinato se pierde en los laberintos oscuros y burocráticos de la CIA y FBI, no al servicio de su país, sino de sus patrones: la plutocracia mundial secuestradora del poder político de los presidentes de EEUU.
Si bien es cierto que los fundadores de la Fed han muerto, sus diferentes familias han mantenido ese cacicazgo como si fuera derecho de linaje. Una estirpe destacada, quizá la más sobresaliente en esta trama en todo el planeta, es la acaudalada y tenebrosa familia Rothschild. Banqueros desde finales del siglo XVIII. Familia dedicada a la especulación financiera y comercio del oro. Su riqueza es tan proverbial que no alcanzarían todos los neo ricachones de Forbes para hacerles sombra. Es sabido que dirigen a la inmensa mayoría de los bancos centrales del mundo, por tanto imponen al mundo sus políticas monetarias a través del Fondo Monetario Internacional, FMI, del Banco Mundial y del Banco Central Europeo. Lo demás cae como cascada sobre los bancos centrales de cada país.
Para dar una idea del papel de los Rothschild en la historia, Nathan Rothschild, el genio financiero de la estirpe fundada por su padre Amschel Mayer Rothschild, se sabe que sobornó a un alto mando de Napoleón Bonaparte antes de la Guerra de Waterloo. También, que el 18 de junio de 1815 su rápido correo le informó sobre el triunfo de los ingleses sobre el francés (seguramente también sobornó al correo de su patria para informar 48 horas después de la derrota de Napoleón) y sabedor de eso hizo creer a los ingleses que habían perdido la guerra lo que desató la venta de bonos ingleses muy por debajo de su valor, los que a precio de ganga compró y después revendió con un amplio margen que le redituó inmensas ganancias… Con ese tipo de argucias y engaños fue que sus arcas fueron abultándose hasta nuestros días en que su familia es sin lugar a dudas la más rica del planeta…
Y como no fuera suficiente el monopolio de fabricar dinero de la nada, todavía se despacharon con la cuchara grande al dejar claramente establecido que en «caso de quiebra de algún banco, la Fed intervendría en su rescate», así ha sido en las crisis financieras de: 1921, 1929, 1929-39, recesiones de 1953, 1957, 1969, 1975 y 1981, el Black Monday de 1987… la última en 2008 a la que el ex presidente Barack Obama[v] (por instrucciones de la Fed) inyectó alrededor de 1 billón de dólares (originalmente la cifra fue de 700 mil millones de dólares…) para rescatar a los bancos del saqueo de las subprime y a su paso darles financiamientos preferenciales a las empresas automotrices General Motors y Chrysler, vapuleadas por las empresas automotrices de oriente.
La cuestión no para aquí, continuará…

[i] https://juandemariana.org/ijm-actualidad/articulos-en-prensa/reserva-federal-la-criatura-de-jekyll-island-cumple-cien-anos/
[ii] La cantidad máxima permitida de oro que podía conservar un ciudadano estadounidense era 100 dólares en monedas de oro; aproximadamente cinco onzas troy de ese metal precioso..
[iii] https://www.jornada.com.mx/2021/05/03/opinion/015a1pol
[iv] Naomi Klein. DECIR NO NO BASTA. Contra las nuevas políticas del shock por el mundo que queremos. Paidós. 2017. Pág. 58.
[v] https://www.reuters.com/article/internacional-elecciones-eeuu-obama-sol-idLTAN2149174920080921
