(Tercera parte)
«Las dos grandes fuerzas que mueven los mercados son el miedo y la codicia».
Anónimo
«Es bueno que la gente no conozca el sistema bancario-monetario, sino habría una revolución mañana por la mañana».
Henry Ford
[…] «la situación actual nos incita a mirar “detrás del problema de la producción de las riquezas para mostrar mediante qué ruinas, deudas, acumulaciones abusivas se constituyó, de hecho, cierta situación de esas riquezas».
Michel Foucault
Marco Antonio Zárate Mancha
Decíamos que EEUU basa la confianza del sistema financiero del país en su supuesta «solidez». La firmeza que expresa no es más que un vulgar mito. No soporta el análisis minucioso, riguroso… Cada caída del irresponsable y desregulado sistema financiero estadounidense (capital privado), ha sido rescatado por el gobierno (con capital público) a través de compensación de las pérdidas por su manejo sin control y por tanto inescrupuloso. En el origen de las crisis están las enormes ganancias privadas y las ingentes pérdidas públicas. Ya lo decía un amigo: siempre que alguien gana es porque alguien más perdió. Pero ello ha sido así, porque los que hacen y aprueban las reglas —la inmensa mayoría de políticos— han sido seducidos por la plutocracia, así lo dice la escritora y periodista canadiense Naomi Klein[1]:
“[…] décadas de desregulación en las que, en definitiva, se legalizó el soborno, con torrentes de dinero de las corporaciones inundando la política.
“Es absolutamente cierto que el sistema está corrupto. […] Y la gente lo sabe. Sabe que la reescritura de las reglas en favor de un reducido grupo de intereses corporativos y del 1% ha sido un proceso bipartidista; que fue Bill Clinton quien desreguló la banca, preparando el escenario para el colapso financiero de 2008, y que fue Obama quien decidió no procesar a los banqueros y que, con casi total seguridad, la candidata demócrata (Hillary Clinton) que compitió con Trump no habría actuado de otra forma”.
Sobre lo que Naomi Klein nos alerta es que no importa mucho el nombre del gobernante o partido que representa. Pareciera haber una agenda inamovible e incuestionable de la plutocracia y el presidente en turno solo acata lo que los dueños del gobierno le indican…
Toca ahora hablar del sofisticado mecanismo diseñado por la plutocracia financiera, para soportar el fraude de la fabricación de dinero fiat:
EL MODELO «DEFICITARIO» OBLIGA A LA CONTRATACIÓN DE «DEUDA» Y EN EL SISTEMA CREADO POR LA RESERVA FEDERAL (1913), SE CUBRE CON EMISIÓN DE MONEDA “FIAT”
Los “genios de la isla Jekyll” que dieron origen a la Reserva Federal, Fed, también idearon un sofisticado mecanismo que soportara el despojo de confiscarle al gobierno de EEUU el monopolio para crear moneda —tal y como mandata la Constitución de los EEUU— y para tapar los hoyos que dejaría la brutal sangría de dólares al pueblo estadounidense, impusieron la “Revenue Act f 1913”. Con esa acta se modificó la Constitución de los EEUU para reglamentar el Impuesto Sobre la Renta.
El ex profeso intrincado sistema financiero ideado por el pequeño cartel de banqueros asociados en la Fed, como veremos más adelante, ha sido el mecanismo más exitoso y fraudulento por medio del cual se impuso a los estadounidenses un modelo de explotación basado en la «deuda». Ese modelo vendría de Europa y tiene el sello de los banqueros más exitosos y ricos del mundo: los Rothschild.
Ya en la descripción de la Batalla de Waterloo, se decía que más que contienda entre dos ejércitos, fue una pugna entre dos modelos económico-financieros: el francés basado en el «saqueo» y el inglés basado en la «deuda». Como sabemos, los ingleses se impusieron en esa guerra… y también el modelo económico basado en «deuda» se extendió por todo el planeta…
El intrincado, sofisticado y libre de regulación modelo financiero diseñado por los banqueros más importantes de los EEUU para su Reserva Federal, ha sido un dolor de cabeza para muchos estudiosos de la economía. En su momento el prestigiado economista Milton Friedman, en una carta que escribió a Gregory Mankiw en agosto de 2006, mencionó su voluntad de abolir la Fed:
“He llegado a la conclusión de que los bancos centrales hicieron un trabajo maravilloso al tirar de la lana en los ojos de los economistas. Nos llevaron a todos a creer que el mantenimiento de un nivel de precios relativamente estable es un problema muy difícil que requiere el juicio de los más sabios de los banqueros con experiencia y gente de negocios. La facilidad con que Nueva Zelanda, Australia, Gran Bretaña, etc., han mantenido los precios relativamente estables y han reducido en gran medida la variabilidad de la inflación, sugiere que tal vez no sea un trabajo difícil en absoluto, que los ciclos del pasado no se atribuyen a la dificultad de lograr la estabilidad de precios, sino a los errores de los bancos centrales de no lograr la estabilidad de precios. Nada de lo que he observado en las últimas décadas me ha llevado a cambiar de opinión sobre la conveniencia de una regla monetaria que simplemente aumente la cantidad de dinero de mes en mes a una tasa fija. Esa regla corregiría los errores y eso es probablemente todo lo que podemos esperar obtener de un sistema monetario.
Pero aún mejor sería abolir la Reserva Federal y dar un mandato a la Tesorería para que mantenga el dinero de alto poder en un nivel constante”.
Obviamente el deseo de Friedman sólo quedó en eso: un deseo. Y es que en realidad el gobierno de los EEUU, sin importar si está pintado de azul o rojo, trabaja para sus dueños: la plutocracia financiera mundialque los ha comprado a través de sobornos (corrupción), tal y como describe Naomi Klein. Para intentar explicar el intrincado esquema, describiremos los pasos en que la Fed y el gobierno de EEUU crean moneda a partir de «Nada».
Partamos del “origen” del esquema utilizado por la plutocracia financiera que no es otro que el de la «deuda». Para alimentar el modelo es indispensable tener una condición que lo haga necesario. Todo parte de la «Necesidad». Si el modelo se cimienta sobre ella —«Necesidad»— podrá perpetuarse por los siglos de los siglos… Por lo pronto lleva más de 100 años en EEUU y la plutocracia, dueña ya casi de todo con su colosal engañifa, ha logrado vender su modelo basado en la «deuda» a prácticamente todo el planeta, gracias a la rampante corrupción que no es tolerada ni permitida que es consustancial a ella. Es como el aire que respira…
Sin más rodeos, el principio del modelo es el «Déficit Público». En sencillas palabras: los gobiernos gastan más de lo que ingresan lo que los llevará a buscar financiamiento —«deuda»— para complementar sus presupuestos programáticos y cumplir sus compromisos; así como cubrir las necesidades de la sociedad y de ese vórtice no es nada fácil salir.
El «Déficit Público» obliga, o justifica la necesidad de contratar financiamiento y allí es donde medra, allí es donde se ceba, donde prospera el modelo de la Fed… Pero antes es importante mencionar que la mayoría de los países contrataban financiamientos, pero a partir de 1990 se puso de moda el financiamiento vía emisión de bonos, veamos porqué:
El exitoso esquema de la Fed y el Departamento del Tesoro para producir moneda[2], es el siguiente:
1.- EMISIÓN DE BONOS DEL TESORO PARA CUBRIR EL «DÉFICIT» PRESUPUESTAL
El gobierno requiere financiamiento para realizar sus funciones, pues siempre son más grandes las necesidades que el presupuesto para satisfacerlas: pago a empleados y gasto corriente; pago a contratistas que realizan obras de infraestructura y pago a sus soldados… Para financiarse el gobierno de EEUU, a través del Departamento del Tesoro, pide prestado a través de la emisión y venta de Bonos[3] del Tesoro (que no son otra cosa más que «pagarés», promesas de pago).
[1] Naomi Klein. DECIR NO NO BASTA. Contra las nuevas políticas del shock por el mundo que queremos. Paidós. 2017. Pág. 58.
[2] Es importante mencionar que seguiremos a Mike Maloney que hace una diferencia entre dinero (lo que no pierde valor en el tiempo, como por ejemplo, el oro, o papel moneda soportado o intercambiable por su valor en oro) y moneda (papeles impresos sin ningún soporte, moneda “fiat”: solamente basada en la “confianza”, ¡ajá!).
[3] ¿Qué es un bono? Es un título de renta fija emitido por el Gobierno, a diferentes plazos, para financiar el déficit del Estado. Forma parte de las emisiones del Tesoro para respaldar sus operaciones financieras.

PASO 2. SUBASTA PARA LA COMPRA – VENTA DE BONOS DEL TESORO
Por medio de los Bonos del Tesoro, B.T., (pagarés), el gobierno adquiere el compromiso de reembolsarlo al término o fecha de vencimiento, así como pagar periódicamente un interés en tanto llega a su vencimiento.
Los pagarés son en esencia deuda de EEUU y ¿cómo se paga?: la pagan los ciudadanos a través de pagar por trabajar. Sí, uno paga por trabajar y ese pago se llama impuesto sobre la renta. Impuestos o gravamen sobre ingresos de los ciudadanos… Ya veremos para quién estamos trabajando en verdad… No olviden la zombificación.
Para crear moneda, el Departamento del Tesoro procede a la venta de sus bonos. La venta se realiza a través de «subastas». Lo anterior significa que los B.T. salen con un valor nominal (pongamos 1 millón de dólares con plazo de vencimiento de 1 año y, pongamos, tasa de 2.5% anual); en la subasta se valora hasta cuánto se pagaría por ese bono (generalmente se paga menos del valor nominal, por lo que las instituciones financieras o bancarias, al ganar la subasta, obtienen una ganancia en el diferencial entre valor nominal y precio de compra). Desde luego los compradores «siempre» pagarán menos que el valor nominal. En este esquema —subrayo— los bancos «siempre» llevarán tajadas como se verá a lo largo del proceso. Ya que los montos subastados representan cientos o miles de millones de dólares, los compradores son grandes instituciones financieras y bancos de EEUU y del mundo (Entendámonos: los banqueros en la subasta fácilmente se ponen de acuerdo para fijar el precio a los Bonos del Tesoro …). Una vez vendidos esos enormes lotes de B.T., los bancos desde sus respectivas cuentas hacen las transferencias al Departamento del Tesoro para liquidar la compra de bonos. En todo este proceso solo hay documentos (papeles), transferencias electrónicas y asientos contables. Las transferencias no son otra cosa que dígitos tecleados desde la computadora de alguna institución financiera o bancaria a las cuentas del Departamento del Tesoro. ¡Pura magia financiera[1]!
[1] En la época del neoliberalismo el movimiento de capitales es de locura. Un auténtico casino planetario. El sociólogo inglés Anthony Giddens, a principios de este siglo XXI, lo describía así:
«Ajustada como está al dinero electrónico —dinero que existe sólo como dígitos en ordenadores—, la economía mundial de hoy no tiene paralelo en épocas anteriores.
En la nueva economía electrónica global, gestores de fondos, bancos, empresas, al igual que millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo a otro con el botón de un ratón. Al hacerlo pueden desestabilizar lo que podían parecer economías sólidas y a prueba de bomba […]
El volumen de transacciones económicas mundiales se mide normalmente en dólares estadounidenses. Para la mayoría de la gente un millón de dólares es mucho dinero. Medido como fajo de billetes de cien dólares, abultaría 50 centímetros. Cien millones de dólares llegarían más alto que la catedral de San Pablo de Londres. Mil millones de dólares medirían casi 200 kilómetros, 20 veces más que el monte Everest».

«Las instituciones financieras y bancarias compradoras de los bonos realizan «Operaciones de Mercado Abierto» —bolsas de valores y banca— en donde colocan o venden lotes fraccionados de los B.T. comprados. Esta parte del proceso es como el juego «¿Dónde quedó la bolita»? Y aquí supondríamos que al «vencimiento» de los B.T., los bancos e instituciones financieras los llevarían a la Fed que los recibiría y a cambio extendería un cheque (pagaré) correspondiente al valor de compra y no valor nominal (de exigir los bancos el valor nominal, estarían nuevamente ganando en el proceso, toda vez que en la compra habrían pagado menos del valor nominal, obteniendo ya una ganancia por diferenciales de valor de venta y valor de compra). Esto último es una práctica de los fondos de inversión llamados “Buitre” (ya lo veremos en otro trabajo en preparación sobre los famosos “Fondos Buitre”).
[1] En la época del neoliberalismo el movimiento de capitales es de locura. Un auténtico casino planetario. El sociólogo inglés Anthony Giddens, a principios de este siglo XXI, lo describía así:
«Ajustada como está al dinero electrónico —dinero que existe sólo como dígitos en ordenadores—, la economía mundial de hoy no tiene paralelo en épocas anteriores.
En la nueva economía electrónica global, gestores de fondos, bancos, empresas, al igual que millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo a otro con el botón de un ratón. Al hacerlo pueden desestabilizar lo que podían parecer economías sólidas y a prueba de bomba […]
El volumen de transacciones económicas mundiales se mide normalmente en dólares estadounidenses. Para la mayoría de la gente un millón de dólares es mucho dinero. Medido como fajo de billetes de cien dólares, abultaría 50 centímetros. Cien millones de dólares llegarían más alto que la catedral de San Pablo de Londres. Mil millones de dólares medirían casi 200 kilómetros, 20 veces más que el monte Everest».

Es muy ilustrativo mencionar que en la sede de la Fed en Boston hay un letrero acerca de su poderosa y «desvergonzada magia»:
«Cuando usted o yo emitimos un cheque, debe haber fondos suficientes para cubrirlo, pero cuando la Reserva Federal emite un cheque, no hay depósito bancario con ese cheque. Cuando la Reserva Federal escribe un cheque está creando dinero».
Recapitulando. Tenemos pues, un cartel de poderosos bancos que de forma mañosa, ventajosa y arbitraria se apoderaron de la atribución constitucional que tiene el gobierno de los EEUU para emitir y acuñar su moneda. Es claro que desde su origen han violado de manera sistemática la ley, toda vez que la constitución establece la penalización por parte del gobierno de EEUU en caso de que alguien falsifique su moneda: Proveer lo necesario para el castigo de quienes falsifiquen los títulos y la moneda vigente de los Estados Unidos[1] …
(Continuará…)
[1] Capítulo I, Sección 8. De la Constitución de los EEUU.
