MANO IZQUIERDA

La guerra y la discordia religiosa

Por Jorge Andrés López Espinosa

Este fin de semana el mundo sumó una guerra más a la historia de la humanidad, mientras Ucrania y Rusia continúan en su disputa que ya ha dejado miles de muertos y desplazados, ahora en medio oriente, Israel resiente una sorpresiva agresión militar de los grupos islámicos extremistas que hasta antes del sábado estaban replegados en la franja de Gaza, un ataque inesperado, -al menos por la población civil que habita en los sitios cercanos a la frontera de la franja-, en cuyas primeras horas se suman ya por cientos los muertos del lado israelí, muchos de los fallecidos personas ajenas al conflicto. Para tratar de entender un poco lo que ocurre en aquella latitud, es importante no perder de vista el factor religioso que ahí subyace, pues en esa parte del mundo, judíos, musulmanes y cristianos comparten un territorio que históricamente ha estado en conflicto. Desde el discurso del Islam extremista, el pueblo judío, asentado en el actual Israel y luego del fin de la segunda guerra mundial, es un pueblo intruso que ocupó sin derecho un territorio que consideran suyo y además sagrado; por el contrario para los israelitas, su llegada a esa tierra, fue tan sólo el retorno al suelo alguna vez prometido por Moshá luego del éxodo y que habitaron sus ancestros desde tiempos bíblicos, de modo que, repoblar la región ha representado para ellos, un verdadero renacer del pueblo hebreo, frente a la intentona de exterminio encabezada por el nacional socialismo de Adolf Hitler. Luego entonces, frente a estas dos posturas en franco antagonismo, es claro que los esfuerzos por pacificar la región han fracasado, pues el estallido de una guerra será siempre el resultado del triunfo de la discordia. Es cierto que, desde los años 60 sesentas del siglo XX y hasta antes de este sábado hubieron acuerdos, firmas de tratados, ceses de hostilidades, pero ninguno de estos esfuerzos diplomáticos, han llegado al fondo del origen del problema: las creencias religiosas. Esta afirmación no es simplista, ni pretende desconocer los muchos intereses geopolíticos que han estado presentes antes, durante y después de la guerra fría, sin embargo el factor religioso ha sido un constante alimento para las conciencias de quienes desde la niñez son convencidos para tomar un arma y atacar a personas que consideran “infieles”. Basta recordar las motivaciones de aquellos que se entrenaron para secuestrar aviones en los Estados Unidos y hacerlos estrellar con cientos de pasajeros inocentes, sus motivos fueron absolutamente religiosos, aunque quizá no para sus líderes. Del otro lado, la defensa a los ataques es y será la justificante, aunque en la misma (bombardeos) se vaya también la vida de seres inocentes; por tanto, en la guerra y sus motivos, el ser humano se despoja de a poco de su lado más racional. Para tratar de recordar y apelar a la razón, los Convenios de Ginebra, son un valioso intrumento internacional que pretende evitar que se haga realidad aquella frase que afirma que en la guerra todo vale, pues no es así, ya que hasta en la guerra hay reglas que deben o deberían ser observadas, como por ejemplo: la salvaguarda de la población civil, el trato digno a los prisioneros y el auxilio a los heridos. Para el autor de estas líneas el Dios (Alá, Jehová o Yahvé) al que le oran unos y otros, debe estar muy triste, pues en toda guerra, se lastima al ente más valioso de su creacionismo: el ser humano. Ni Mahoma, ni Jesús, ni los sabios Kabalistas, mandatan agredir a quien se considera hermano, mucho menos extreminarlo. Respeto y Tolerancia hacia todos los credos en el siglo XXI, debería ser el tema central en las futuras mesas de diálogo, sin conquistas ni imposición de visiones unilaterales, pues el mundo es diverso y aquí se vale creer y también no creer. Por eso, la recomendación de este lunes no es un libro sino una canción, con la bellísima letra del compositor Leon Gieco, “Sólo le pido a Dios”, escúchela, para que ni Usted, ni a mi, ni a nadie la guerra nos sea indiferente. Los sigo leyendo en el correo: jorgeandres7826@hotmail.com.  

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