«El mensajero hará su franca aparición en el ciclo otoñal. Él revelará las cifras y los designios del cercano porvenir»
Marco Antonio Zárate Mancha
En 2017 un observatorio estelar en Hawái detectó tardíamente un «primer» cuerpo celeste al que denominaron «Oumuamua», que en hawaiano significa «Un mensajero de lejos que llega primero». El comportamiento del objeto fue extraño y desafió muchos de nuestros conocimientos sobre pautas de cometas. Extrañó su forma larga como si se tratara de un tubo o una pluma. La rotación y aceleración desafió a los observadores. Finalmente abandonó nuestro sistema solar perdiéndose en la negrura espacial. Una anomalía observada es que al alejarse del sol aceleró inesperadamente su velocidad, algo no observado en ningún otro objeto celeste. Ese inusual comportamiento desconcertó a los astrónomos. Según estimaciones medía hasta 400 metros de largo, muy alargado, quizás diez veces más largo que ancho. Esta relación de aspecto es mayor que la de cualquier asteroide o cometa observado en nuestro sistema solar hasta antes de 3I/ATLAS.
Se especuló que podría ser una sonda alienígena (por tanto un objeto manufacturado por algún tipo de inteligencia avanzada). Un viajero del tiempo dedicado a recabar datos e información sobre otras estrellas y sus sistemas planetarios. Un tipo de vela cósmica propulsada por presión de radiación, según el físico teórico de Harvard, Abraham «Avi» Loeb…
Cabe señalar que ATLAS, corresponde al Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System, ATLAS, por sus siglas en inglés). El Sistema de Alerta ATLAS fue desarrollado por la Universidad de Hawái y recibió financiamiento de la NASA. Cuenta con cuatro telescopios: Hawái (uno en Haleakalā y otro en Mauna Loa), uno en Chile (El Sauce) y uno más en Sudáfrica, que durante la noche escanean automáticamente el cielo repetidas veces en busca de objetos en movimiento. En resumen, ATLAS es una red de telescopios que vigilarían el cielo nocturno en busca de posibles asteroides que amenacen la integridad del planeta. De encontrarse alguno el sistema enviará una alerta, según sea el tamaño del peligro: un asteroide pequeño, unos 20 metros, podría detectarse con varios días de anticipación y uno de 100 metros con semanas de antelación.
Volviendo a los visitantes interestelares, en 2019, dos años después de “Oumuamua”, se descubrió un segundo objeto interestelar: el 2I / Borisov, en un observatorio de Crimea. El 2, por ser el segundo objeto interestelar detectado, la «I» de Interestelar y Borisov en reconocimiento al astrónomo amateur, Gennady Borisov, que lo descubrió. El objeto interestelar se desintegró al aproximarse al astro rey.
Ahora, el pasado 1 de julio de 2025, el telescopio ATLAS de Chile se inauguró al detectar un tercer objeto interestelar que tiene asombrados a los astrónomos y científicos de todo el orbe. El viajero se desplaza a una velocidad de aproximadamente 70 km por segundo (la velocidad también se estima en 80 km por segundo), aunque hay que decirlo, con el 3I/ATLAS no hay nada definitivo. Más del doble de la velocidad de traslación de nuestro planeta. La velocidad, según las últimas mediciones sería de 255 mil kilómetros por hora (148.45 mil millas por hora). La trayectoria que sigue desconcierta a científicos por su inusitada precisión con la que entrará a nuestro sistema solar, ya que por la cercanía con la que pasará, “rozará” los planetas Marte, Venus y Júpiter. Entrará con un ángulo de desfasamiento de la eclíptica de 5° —5 grados— y además en órbita retrógrada, esto es, en sentido contrario al giro natural de los planetas y, con respecto a la eclíptica, podemos imaginar a ésta como la pista donde los planetas orbitan y el paso de 3I/ATLAS entrará a esa banda imaginaria con un pequeño desfasamiento de 5°. En efecto, el viajero interestelar se acercará notablemente a los 3 planetas y justo en su perihelio (posición más cercana al sol, que será el próximo 29 de octubre de 2025), el astro rey no permitirá que nuestros observatorios y telescopios —prácticamente todos los observatorios del planeta, e incluso telescopios como el Webb y el Hubble y otros satélites que estudian Marte y Júpiter, han modificado sus órbitas para estudiar y descifrar al 3I/ATLAS— puedan observarlo, porque la luz del propio sol, su deslumbrante resplandor, se encargará de encubrirlo con su colosal brillo. El sol deslumbrará todos los instrumentos de su seguimiento en la Tierra y desaparecerá de nuestra vista durante unas semanas… Estadísticamente la probabilidad de que una secuencia o curso como el descrito ocurra por mero azar es prácticamente improbable. La ruta o trayectoria del 3I/ATLAS pareciera más intencionada que fruto del azar.
Otra cosa que maravilla del 3I/ATLAS es su edad. Se estima que tiene alrededor de 7 mil millones de años. Mucho más viejo que nuestro sol. (4.6 mil millones de años). Por lo pronto su composición química desafía nuestros modelos: 8 partes de dióxido de carbono (CO2) por una de agua nunca se había visto en un cuerpo celeste. Tampoco la alta presencia de níquel y prácticamente nada de hierro. El níquel siempre se presenta asociado con hierro. Estas son algunas de las singularidades del 3I/ATLAS que tiene desconcertados a todos los astrónomos y científicos del orbe.
Pareciera pues, que hay una intención o un «patrón de reconocimiento» que desafía todas las probabilidades. Se dice que este inusitado visitante viene de lo más profundo de la galaxia o posiblemente provenga de otra galaxia. La composición material hasta ahora detectada se comporta como ningún otro cometa estudiado. Su tamaño también es descomunal (no representa ningún riesgo para nuestro planeta), algunas mediciones preliminares lo situaban entre 1.5 km de ancho, hasta 40 km. Ahora se ha establecido en alrededor de 5.6 km de ancho. Pero, lo dicho: nada hay definitivo con este inusual cuerpo celeste que ha desafiado y puesto a prueba nuestro conocimiento sobre el cosmos y sus cuerpos celestes…
Este visitante interestelar, pudiera ser, el primer encuentro con alienígenas, como dijo Michio Kaku. En esto también coincide el físico teórico Avi Loeb de Harvard: no descartemos la probabilidad de un objeto alienígena. Por lo pronto nuestros científicos mandaron un mensaje de «Bienvenidos al sistema solar. Paz». Qué curioso que el primer mensaje diga paz, cuando acá abajo nos la pasamos jodiéndonos unos a otros. Curioso, ¿no?
Por último, resulta sospechoso que el revuelo internacional entre los observatorios de todo el planeta y la efervescencia entre los escrutadores amateurs del cielo no encuentre eco en la página de la NASA. La información relativa al 3I/ATLAS es muy escueta… ¿Nos ocultarán algo?
