APRENDAMOS Y CUIDEMOS NUESTRO BOSQUE (PARTE II Y ÚLTIMO)

EL CICLO Y EL MEDIO CICLO DEL AGUA

                                                                        Marco Antonio Zárate Mancha.

En artículo anterior me referí a las reflexiones sobre el agua de Víktor Schauberger, así como del ingeniero agrónomo forestal Jesús Zárate Hernández. La forma de vida moderna y el modo de producción vigente, dominado por cada vez menos empresas, son causantes del enfermizo crecimiento de ciudades. En el sistema social y económico que vivimos, todo es comercializable y por tanto objeto de explotación.

El crecimiento de las megalópolis acaba con bosques, selvas, manglares, cuerpos de agua, en fin, todo aquello que se oponga al progreso… Cada día nos enteramos de la devastación planetaria y cuando la naturaleza dislocada responde violentamente a ese proceso nos consternamos… Pero hagamos una rápida revisión a lo correspondiente al trastocamiento del ciclo del agua que se ha convertido, según Schauberger, en medio ciclo del agua.

El ciclo del agua principia en el mar en donde la evaporación forma nubes; los cúmulos nubosos son arrastrados por los vientos hacia las plataformas continentales y suelen detenerse en las montañas y cordilleras en donde comienzan los bosques, además en estas regiones la temperatura es más fría lo que promueve a la condensación; ahí las pequeñas gotas de agua que forman nubes comienzan a condensarse para luego precipitarse en forma de lluvia sobre árboles y manto de hojarasca que cubre el suelo boscoso. El agua de lluvia cae sobre los árboles que amortiguan su caída. La hojarasca contribuye a la retención de agua y ésta poco a poco penetra la tierra recargando los mantos freáticos. Otra parte del agua corre superficialmente descargándose en arroyos y riachuelos para finalmente tributar a ríos que finalmente desembocan al mar y el ciclo se replicará nuevamente.

En el medio ciclo del agua, la lluvia se precipita en montañas deforestadas, es decir, cae directamente al suelo desprovisto de árboles y hojarasca. Sin esos amortiguadores y retenedores de agua, corre de manera superficial sin dar tiempo a filtrarse en la tierra y recargar los mantos freáticos. Por otra parte, el agua llega a arroyos y riachuelos someros o poco profundos que muy pronto se desbordan por caudales inusuales de lluvia, que además ahora arrastran piedras, troncos, ramas, hojarasca, lodo y todo lo que se oponga a su desenfrenado paso.

Detengámonos para revisar las graves repercusiones de este último proceso para las zonas intermedias y bajas de las cuencas. Los ahora cada vez más caudalosos ríos causan deslaves y desgajes de cerros; destruyen puentes, caminos y carreteras; provocan desbordamiento de afluentes por repentinas y copiosas avenidas, muchas veces casas cercanas a los lechos de ríos son arrastradas por enormes caudales de agua. Hemos visto en temporadas recientes como ganado vacuno fue arrastrado por fuertes torrentes. Por otra parte, las presas al paso de tiempo van perdiendo capacidad de almacenamiento debido a la gran cantidad de azolve depositado en su lecho. Hace algunos años se propuso desazolvar la presa de Cointzio que abastece en buena medida el agua que consume la ciudad de Morelia. Los técnicos expusieron que dragar la enorme cantidad de azolve acumulado en la zona de la cortina, podría poner en riesgo su estabilidad y opinaron que era mejor dejar las cosas como estaban. Al respecto, habría que hacer un estudio batimétrico para medir las profundidades del vaso para actualizar su capacidad de almacenamiento real, pues no puede ser la misma que cuando se construyó.

Hemos expuesto las implicaciones más severas que por cambios de uso de suelo conlleva el desmonte de zonas boscosas, bien sea por crecimiento de la mancha urbana, por instalación de huertas de aguacate o de frutales, por pastizales para cría de ganado, etc. Los gobiernos, responsables de vigilar el cumplimiento de los ordenamientos sobre regulación territorial, que de facto existen, son, los primeros en autorizar los cambios de uso de suelo, debido a los intereses involucrados. Es el caso del fraccionamiento campestre Puerta del Bosque al sureste de la ciudad de Morelia, que de construirse, trastocará aún más esa importante zona boscosa que incide favorablemente tanto en la recarga de mantos freáticos, como de aguas superficiales que tributan al Río Chiquito de Morelia.

Tocante a la recarga de mantos freáticos, los habitantes de la zona sur de Morelia que habitan en Altozano, la tenencia de Jesús del Monte y San Miguel del Monte, entre otras poblaciones sureñas, se abastecen de agua por medio de bombeo y en años recientes han debido racionar el agua por abatimiento de los niveles freáticos, motivo suficiente para oponerse a la devastación del recurso forestal en detrimento de su calidad de vida al escasear el agua como ya sucedió en años recientes.

Hasta aquí un recuento de las complejas implicaciones que tiene el manejo irresponsable de un recurso invaluable como es el bosque y su determinante papel en el vital ciclo del agua. Al respecto, las ciudades debieran hacerse cada vez más conscientes y responsables del delicado equilibrio de la naturaleza y pagar puntualmente los servicios ambientales a los dueños de los bosques.

Por último, es obligación de las autoridades de los tres órdenes de gobierno vigilar y proteger los recursos naturales, pues la omisión de acciones de vigilancia o la autorización desde el escritorio de cambios de uso de suelo, conlleva enormes pérdidas para la sociedad toda. Pues la pérdida del patrimonio de muchas familias es debido a inundaciones, incluso la vida de personas, está ligada al descuido de nuestros bosques. Por otra parte, la reconstrucción de infraestructura destruida insume recursos que estarían destinados a otras prioridades locales o nacionales. Es indispensable hacer algo como sociedad, pues gobiernos van y vienen y la situación ambiental cada vez es más desesperanzadora y preocupante.

Mientras no se entienda el delicado equilibrio de la naturaleza, estaremos como Mickey Mouse en la película del Aprendiz de Brujo que creía que por vestir el traje del verdadero brujo podía blandir su varita mágica sin ton ni son y hacer magia. Todos sabemos el gran desbarajuste originado por el aprendiz y su falta de conocimiento, pues se dice que: No se mueve una hoja sin perturbar una estrella.


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.


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