LA SITUACIÓN DE LAS PERSONAS MIGRANTES CENTROAMERICANAS

Giselle Meza Martell.

La migración es un derecho humano, esto significa que todas las personas tienen derecho de libre tránsito, pero además que por el hecho estar en una situación de movilidad a partir de que se busca una mejor calidad de vida en lo individual como en lo familiar.

Lamentablemente algunos países toman decisiones que lastiman la dignidad de las personas migrantes, y México lo hace así a partir de la detención de personas centroamericanas, que provienen principalmente de Guatemala, Honduras y el Salvador, entre otros, pero que además, ya son 10 meses de repunte sin freno en los arrestos de migrantes en la frontera norte con México; pues desde abril de 2020, tras el cierre de los límites por la pandemia, las detenciones dieron un salto considerable ya que pasaron de 17, hasta 100,441 en el mes de febrero. Por otro lado, en la frontera sur, la situación es aún mucho más complejo dado que se han detenido a 396,958 personas migrantes.

Todos los gobiernos se han dedicado a invisibilizar una crisis migratoria sin precedentes, no se trata solamente de afirmar que es un tema serio, sino que es importante reivindicar a las personas en su dignidad a partir de un contexto de derechos humanos.

Se requiere que el Estado construya alianzas estratégicas para proteger a las personas migrantes, pues la Oficina de la Alta Comisionada para las Naciones Unidas, nos ha alertado sobre las condiciones infrahumanas que provocan los cierres de las fronteras, pues miles de mujeres, niños, niñas, y personas adultas mayores son quienes en mayor condición de vulnerabilidad se encuentran ante la ausencia de un sistema migratorio coordinado que ponga en el centro la dignidad de las personas migrantes y que además sea bajo una perspectiva de derechos humanos.

Muchas personas migrantes que quedan varadas terminan en situación de calle, sin acceso a ningún derecho como a la alimentación, a la salud, a la educación, a la información, al agua y saneamiento, y lejos de cualquier otra condición que les permita tener una mejor calidad de vida.

Además de lo anterior, las personas migrantes son sometidas al estigma no solo de las autoridades que deberían protegerles de los abusos y violaciones a sus derechos, sino que además la sociedad les relega a partir de su condición de personas migrantes, refugiadas, desplazadas, apátridas o solicitantes de asilo; aún peor, se deja en condiciones alarmantes a la niñas y niños migrantes que viajan solos, sin ninguna compañía y que son doblemente vulneradas en sus derechos humanos ya no solo por su situación de movilidad sino por su edad y género, orillándoles a sobrevivir a los peores tratos, que llegan a ser tan denigrantes que son solo equiparables con la tortura.

Ninguna persona quiere ser migrante, ninguna mujer, ningún hombre y ninguna persona de la tercera edad quiere emprender un viaje tan largo en búsqueda de una mejor calidad de vida para ellos y sus familias. Ningún niño y ninguna niña, debe ser lastimado hasta las últimas fibras del sufrimiento, generándoles situaciones que difícilmente podrán hacerles frente en su edad adulta.

Además, la infancia no acompañada es detenida y puesta a disposición de las autoridades para tramitar su repatriación, sin protocolos migrantes adecuados para su protección; por otro lado, los niños y niñas que van con sus familias también son detenidos, aunque posteriormente sean asistidos para tramitar solicitudes de asilo o atención especial, mientras que las madres son liberadas con documentos; lo que a su vez genera familias separadas.

Los derechos humanos no son bonitas prerrogativas legales, que solo quedan en papel mientras que las necesidades de la gente quedan al margen de las omisiones sin que las personas tengan respuestas y se vean aún más lastimados en su dignidad. En ese sentido el sufrimiento sigue, y las medidas deben ser urgentes.


Giselle Meza Martell.
Licenciada en Derecho, especialista en derechos humanos, políticas públicas, legal-gubernamental.
Certificada internacionalmente en Control de Convencionalidad, ISO 9001:2015 e ISO 19011:2018.


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