Por Armando Adolfo Martínez Meneces
Víctor Alonso Tapia Miranda
Flavio González Ayala
Finalmente se llega al fin de los hermanos Castro en el poder en Cuba, 5 décadas de poder de Fidel Castro y 1 de su hermano Raúl, obviamente no es lo que imaginaron o soñaron los cubanos de Miami, o los retractores del régimen, sin embargo, se llegó al cierre de un periodo que queda impregnado en la historia de Cuba, de América Latina y del mundo.
A mediados del mes de abril de 2021 se anunció algo que ya se había anunciado, pero no por eso menos trascendente; por primera vez en seis décadas el Partido Comunista de Cuba (PCC) no estará liderado por un Castro, tras la salida de Raúl Castro, uno de los últimos miembros de la llamada “generación histórica” que quedan en el organismo con mayor poder en el país. Si bien era un suceso previsible después de su renuncia a la presidencia en abril del 2018 y de sus claras intenciones de “ceder” el poder a las nuevas generaciones, mediante la fijación de límites en los cargos políticos, en materia de periodos de mandato y máxima edad para el ingreso a estos.
Tras el anuncio emitido por el mismo Raúl Castro de abandonar el liderazgo del Partido Comunista de Cuba, las miradas se posaron sobre quién ocuparía el asiento de mayor poder político en la isla caribeña: Miguel Díaz-Canel, actual presidente de la República de Cuba, puesto que ha ejercido desde 2018, teniendo al mismo predecesor que para su nuevo puesto. El considerado por muchos como “discípulo predilecto” de los hermanos Castro, en especial de Raúl, se posiciona como el principal líder en el país bajo un panorama lleno de tensión, a nivel local como internacional. Pese a esto, no se esperan ni prevén grandes cambios que el pueblo cubano ha demandado desde hace décadas, ya que el nuevo primer secretario del PCC, que comenzó su carrera política con ciertos aires de “progresista”, ha manifestado estar de acuerdo con los valores del movimiento revolucionario socialista, lo que le ha permitió ganarse la aceptación y confianza de los principales miembros de la llamada “generación histórica” que actualmente lo posiciona como su miembro principal. Además, el abandono de la primera línea dentro del espectro de poder por parte del menor de los hermanos Castro no significa que se haya retirado para siempre de la vida pública, suceso que está muy lejos de ser cierto, ya que él mismo declaró que “mantendrá su militancia dentro del partido” con una influencia y poder indiscutible sobre su sucesor, en incluso señaló “mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo», con lo que se parece que el cambio es un acto meramente simbólico, con propósito de simpatizar con una sociedad cubana cada vez más harta e inconforme, y cuyos mayores disidentes pertenecen a una generación joven que demanda un cambio real.
Por otro lado, desde la perspectiva internacional tampoco se espera un cambio real para Cuba (o parece no haberlo en un corto plazo). Esto influenciado principalmente por la aparente postura del gobierno estadounidense, presidido por Joe Biden, de no apresurar las relaciones con la nación caribeña, tal como señaló el director principal para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos “Joe Biden no es Barack Obama en la política hacia Cuba”, haciendo referencia a la disposición que manifestó el expresidente demócrata Barack Obama de restablecer relaciones con Cuba, con la que el actual líder norteamericano parece no coincidir. Sin embargo, el partido demócrata dentro del Senado pretende que esta situación cambie, mediante el proyecto “Ley de Comercio entre Estados Unidos y Cuba de 2021”, la cual pretende restablecer relaciones comerciales con la isla caribeña, sobre la cual no se han emitido noticas, pero probablemente vayan en sintonía con la postura del presidente de hacerlo de manera gradual y condicionada.
Debido a esto, incluso con la propuesta hecha por Raúl Castro de entablar un diálogo respetuoso con Estados Unidos (de nuevo), el panorama se mantiene poco alentador en el corto plazo para los principales afectados de este conflicto internacional, los ciudadanos de Cuba que en condiciones normales exigían una mayor libertad tanto social como económica, pero que bajo el contexto mundial derivado de la pandemia de COVID-19 son mucho más críticas y necesarias que antes, hechos que han generado una gran cantidad de manifestaciones, tanto dentro como fuera del territorio cubano, para el cese del bloqueo económico que Estados Unidos mantiene en contra de la isla y que en estos momentos genera una evidente crisis para los pobladores de Cuba.
Con la salida de Raúl Castro, fácilmente se puede malinterpretar, ya sea por la falta de conciencia social o conocimiento de la situación, y es normal, pues este apellido ha logrado adherirse a una nación como muy pocos, pues ha pasado a formar parte de la historia y la esencia de Cuba, ya que el castrismo no se refiere únicamente a que un Castro se encuentre a la cabeza de una nación, pues incorpora elementos fundamentales de la nación como la estructura educativa, la infraestructura, las políticas económicas y sociales, la fuerza militar, etc., aspectos importantes y difíciles de modificar mientras que los Castro contienen en la nación, sin duda, lo que impresiona es que el apellido ha llegado a contextos delicados y complejos como la población, pues altos mandatarios, impuestos por la familia Castro, seguirán las reglas de sus antecesores y que dichas restricciones salen de las fronteras cubanas, pues es bien conocido que la nación americana implemente políticas que atentan el desarrollo cubano, una condición, que parece comenzar a presentar señales de debilitamiento y degeneración crónica. (Radio reloj, 2021). Cuba ha mostrado en diversas ocasiones su capacidad de salir de la adversidad, y de tener la suficiente voluntad para salir de las restricciones muy arraigadas a su historia como nación, pues con la salida de Raúl Castro, el presidente de la cámara de comercio de Cuba, Antonio Carricarte y el secretario general de las Cámaras de Comercio e Industria de los Emiratos Árabes Unidos Humaid Bel Salem, planean unir fuerzas para mejorar las relaciones comerciales, de inversión, industria y tecnología entre dichas naciones. Estos fenómenos logran deslumbrar un cambio de rumbo cubano.
El mundo se está acercando a un cambio estructural, basta con ver cambios bruscos, delicados y lentos, pero en especial, progresivos, que modifican radicalmente la estructura de una nación, que se efectúan como consecuencias del cambio de asociaciones de las grandes potencias, en el caso particular de Cuba, el cambio de apellido no significa el fin de la era del castrismo, pero sí determina el inicio de un cambio, que la cantidad de tiempo que requiera la nación para realizar dicho cambio así como los efectos del mismo, dependen en gran medida de la sociedad cubana.
Ahora más que nunca es cuando los cubanos tienen que resistir y luchar por sus derechos. La brecha generacional que comienza a ocurrir en todo el mundo, pero principalmente en el territorio caribeño aviva la esperanza y la posibilidad de lograr cambios reales dentro del sistema bajo el que viven. Si bien es imposible, e incluso podría resultar contraproducente una liberalización de Cuba (en todos los aspectos), este momento es el indicado para avanzar paulatinamente a la integración internacional de la isla. Este “cambio” en el poder que implicó la renuncia de Raúl Castro de su papel en el Partido Comunista no debería ser virtual, es necesario que la comunidad internacional una esfuerzos y logre un avance real en la situación, por y para el bien de la población Cubana que se ha visto privada por tanto tiempo de la libertad que quieren y merecen desde hace mucho tiempo.

Flavio González Ayala.
Internacionalista. Candidato a Doctor en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia por la UANL.
Profesor Investigador de la Facultad de Economía de la UASLP.
Maestro en Estudios de Asia y África por El Colegio de México.
