RECORRIENDO LOS VESTIGIOS DEL PUEBLO MINERO DE CERRO DE SAN PEDRO

Por Claudia Gómez Montealvo

Uno de mis pasatiempos favoritos es viajar y explorar nuevos lugares, en lo personal me revitaliza y me llena de energía el salir de casa o de la ciudad. No importa si es a una comunidad a una gran ciudad o un pequeño municipio fantasma, árido o lleno de vegetación. 

Acostumbro como esparcimiento visitar Cerro de San Pedro, a pocos kilómetros de la capital, lo hago desde mi adolescencia, cuando a acostumbraba visitar las minas con mis amigos de la infancia.

El camino de entrada ha mejorado, y la vida social y cultural depende más de las personas oriundas y de los visitantes, que de los esfuerzos de las autoridades municipales, en si no ha cambiado mucho si lo comparamos con otros pueblos del Estado de Querétaro como es Peña de Bernal y Tequisquiapan que han crecido exponencialmente. 

El problema de Cerro de San Pedro es que el municipio es ha sido manejado por las mismas personas, y las formas de gobernar han sido perpetuadas por la misma estirpe, sin ningún cambio significativo.

Pensar que fue el primer asentamiento de lo que sería San Luis Potosí y recordar que su riqueza en cuanto a minerales como el oro y la plata llevaron a la explotación de sus minas por diversas compañías metalúrgicas es un asunto que es materia de muchas discusiones y reflexiones. 

El único cambió reciente que se dio en este espacio desafortunadamente fue al entregar su mineral a la empresa filial canadiense Minera San Xavier, que la única huella que dejó en el Cerro fue el impacto ecológico en sus mantos freáticos que prevalecerá por generaciones. 

Afortunadamente los cambios y el resurgimiento a la vida de este lugar se dan gracias a los visitantes que vienen de la capital o de Soledad de Graciano Sánchez, que en busca de realizar ciclismo, senderismo o simple paseo familiar o con amigos visitan el municipio.

Son asociaciones civiles, dedicadas al arte, la cultura y al cuidado del medio ambiente, las cuales organizan anualmente ferias, festivales y eventos, y son muchos en el caso de empresarios de la capital que se animan a abrir un restaurante en este espacio.

La vida resurge de las cenizas, darle vida a lo que se convirtió para muchos en pueblo fantasma depende de nosotros como ciudadanos, visitemos este lugar, conozcamos el Templo de San Pedro Apóstol, la Iglesia San Nicolás Tolentino, caminemos por sus calles empedradas

Subamos al cerro, contemplemos los vestigios de las propiedades a punto de derrumbarse pero que en su momento fueron testigos de grandes eventos y disfrutemos de la múltiple variedad gastronómica que nos brindan este lugar con restaurantes de todo tipo y para todos los bolsillos. 

Visitemos su museo de Rocas y Minerales, que si bien es pequeño, cuenta la historia de este pueblo, platiquemos con la gente del pueblo que con beneplácito nos compartirán la historia de su pueblo, y sobre todo, hagamos un TURISMO RESPONSABLE CON EL MEDIO AMBIENTE. 


Claudia Gómez Montealvo
Estudios de Postgrado en Ciencia Política,  Universidad de Oxford, Inglaterra.
Maestra en Administración y Políticas Públicas por el Colegio de San Luis, A.C. 
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. 
Estudios en Derecho por la Universidad del Centro de México.
Asesora de Gobiernos federales, estatales y municipales.
Consultora de diversas legislaturas del Congreso del Estado de San Luis Potosí.
Activista de diversos colectivos y asociaciones civiles, con enfoque en derechos humanos, prevención del delito, mujeres, cultura y educación. 


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