AFGANISTÁN

Por Dr. Manuel Martínez Justo
Director FES Acatlán

Afganistán es la mejor prueba de que un país no cambia simplemente con el apoyo con armas, adiestramiento y una presencia militar externa.

Los talibanes -grupo originalmente apoyado por EEUU contra la ocupación soviética- se mantuvieron y extendieron en las últimas 3 décadas porque fueron más efectivos para promover y asegurar su discurso contra la Unión Americana y el mundo occidental como opresor y ajeno a la idiosincrasia y religión islámica.

Después de la gran cantidad de recursos financieros, humano y armamentísticos, realizada por EEUU y en menor medida por la Unión Europea. El gobierno y el ejército afgano no pudieron resistir más que unas pocas semanas antes de salir huyendo y dejar a su suerte a una parte de la población civil contraria a los talibanes.

 La reflexión que surge de todo esto es qué tal vez no se supo exponer y promover de manera adecuada una forma de pensar, convivir y sentir a la población afgana, solo se le impuso. No se hizo un cambio en el comportamiento y el uso adecuado de los recursos que les hacían llegar; se les dio y la corrupción se los llevó. Corrupción e imposición fueron sin duda dos de las causas que explican el regreso de los Talibanes al poder.

  Las consecuencias se irán notando en EEUU y el mundo occidental en los próximos meses y seguramente la respuesta será la misma; guerra, destrucción, muerte, división y más odio y resentimiento. Biden será el que pague internamente las consecuencias políticas y la Unión Europea se aprestará a recibir una oleada de migración y a llenarse de discursos políticos lamentando la situación en aquel país. Las medidas de seguridad se incrementarán en los aeropuertos y los ciudadanos volverán a vivir una psicosis de terror antes de volver a esa intervención que volverá a forzar una vuelta a la calma sin solucionar el problema de fondo.

   La convivencia entre formas de pensar y creencias diferentes es algo que aún resulta complejo en un mundo híper globalizado y donde las tendencias que prevalecen parecen ser la división y el odio entre las partes.    Mientras esto siga así, difícilmente se acabará con los radicalismos religiosos, políticos y sociales. Tal vez es hora de pensar en cambiar el discurso del rencor por la reconciliación o vendrán nuevos Afganistanes y talibanes que nos arrasen y volveremos a preguntarnos por qué.

Deja un comentario