Marco Antonio Zárate Mancha.
El año pasado se desbordó el río Grijalva y afectó a muchos pobladores de la ciudad de Villahermosa y del estado de Tabasco. La saturación de la capacidad de almacenamiento de la presa Peñitas llevó a desfogarla y la cuantiosa descarga se sumó al caudal de las torrenciales lluvias que rebasaron el nivel del río con su consecuente desbordamiento. En Tabasco resultaron afectadas más de 35 mil viviendas. Ahora en Tula casi se alcanza ese número de víctimas y el saldo de vidas perdidas hasta el momento es de 17 personas.
En el caso de Tula fue la presa Danxhó, ubicada en el municipio de Jilotepec, estado de México, la que desfogó el agua excedente vertiéndola al Río Tula… Según la Comisión Nacional del Agua, Conagua, al desfogue se sumaron aguas provenientes de las fuertes precipitaciones en la Ciudad de México y del Valle de México.
Se sabe que el río Tula es un reservorio de toda clase de bacterias, desechos tóxicos, aguas negras y contaminadas de la Ciudad de México, ahora toda esa inmundicia satura las calles y casas de Tula. El río desemboca en la represa Endhó que vierte sus contaminadas aguas para riego agrícola del Valle del Mezquital. Por cierto también esta represa es monitoreada por Conagua.
Ya en este mismo espacio se publicaron anteriormente sendos artículos relacionados con el Ciclo del Agua y de lo que Viktor Schauberguer llamó Medio Ciclo del Agua. Este último resultado de la deforestación del bosque que, como bien se sabe, cumple muchas funciones y proporciona importantes “Servicios Ambientales”, entre otros, captación de lluvia, generación de oxígeno, recarga de mantos freáticos, además de contribuir a la regulación térmica del planeta.
En la gráfica anterior se muestra el Ciclo del Agua. Como se sabe, el agua de mar calentada por el sol se evapora durante el día y forma nubes (cuerpos constituidos por minúsculas gotas de agua), que son arrastradas por los vientos hacia zonas continentales en donde pierden velocidad a medida que chocan con cadenas montañosas y boscosas en donde el aire es más frío, eso provoca que el agua alcance el punto de rocío o condensación y las nubes se precipiten en forma de lluvia. Esta cae en las montañas y su cubierta vegetal de árboles sirve para amortiguar la violenta caída del agua sobre la tierra. El bosque también dispone de una gruesa capa de hojarasca y materia orgánica que la recubre y funciona como esponja para absorber la lluvia que lentamente se infiltra a los mantos freáticos recargándolos. Por otra parte las laderas provocan escurrimientos superficiales que tributan a arroyos y ríos para finalmente descargar en lagos, lagunas o directamente al mar para alimentar nuevamente el ciclo.
Eso es lo que debería ocurrir de manera natural, pero la inconsciente acción del hombre en su desmedido afán de lucro ha modificado el entorno de sus ciudades y la voraz mancha urbana y desarrolladores de vivienda cada vez más avanzan sobre reservas territoriales de bosques que debieran mantenerse en ese estatus: de reserva. Ello por los servicios ambientales que ofrece el bosque y por la sencilla razón de que las áreas arboladas sirven para captar agua, contribuyen al almacenamiento de aguas en presas y para recarga de mantos freáticos de los que se extrae el vital líquido mediante bombeo para abastecer de agua a amplias zonas urbanas.
Eso sería lo idóneo, pero la voracidad, y clandestinidad tolerada de talamontes, la ambición de desarrolladores urbanos y la falta de observación y cumplimiento de los ordenamientos para la planeación regulada del crecimiento urbano por parte de las autoridades, cambian el uso de suelo proyectado trastocando el delicado equilibrio del bosque. Allí es donde se tienen que buscar las causas que originan desbordamientos de ríos, saturación de presas y las calamidades resultantes de inundaciones.
De acuerdo con Schauberguer, al talar los bosques se altera el Ciclo del Agua y queda lo que llamó Medio Ciclo del Agua. Este ocurre ante la deforestación indiscriminada de bosques que al dejar desprovistos de cubierta vegetal a montes y montañas, el agua escurre de forma atropellada por laderas y cárcavas llegando a las partes bajas con aportes extraordinarios de agua de lluvia —al cual se adicionan lodos, troncos, piedras e incluso animales muertos que posteriormente se depositan, como azolve, en el fondo de canales, arroyos, ríos, presas, lagos y lagunas que van perdiendo capacidad de almacenamiento— ocasionando que ríos y arroyos en zonas urbanas y rurales se desborden con mayor frecuencia, produciendo severas afectaciones a viviendas e infraestructura de comunidades y ciudades; en el campo se pierden cultivos y en muchos lugares ocurren deslaves y derrumbes.
A esta serie de causas generadoras de la problemática descrita, se adiciona la ausencia de planes y recursos para atender tales calamidades, siendo muchas ocasiones la sociedad civil, la que mediante donaciones y aportaciones, incluso mano de obra, palian las afectaciones.
Las improvisaciones y ocurrencias actuales son plato de todos los días. La técnica y la ciencia no saben de orientaciones ni polaridades. En su caso, en su aplicación sí pudieran permear las tendencias políticas de los que toman decisiones.
Ante las calamidades las autoridades utilizan la misma cantaleta: “Se investigará tope donde tope”. “Se creará una comisión especial para saber las causas que dieron origen al accidente” y clichés similares… ¡Basta! Es tiempo de que la sociedad toda encare a las autoridades que eligió y les exija rendir cuentas claras, en tiempo y forma. Es tiempo de que cumplan los ordenamientos de crecimiento urbano y den mantenimiento a canales, drenes, ríos, lagos y presas. Es tiempo de que hagan, y bien, el trabajo que les corresponde.
Marco Antonio Zárate Mancha
Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.
