DESTINTES POLÍTICOS

Por David Medrano.

EL CREDO INMOBILIARIO 

En extensión es una superficie mucho mayor a la que tiene la sede de la fe católica, el Estado Vaticano, apenas 44 hectáreas. 

La superficie que se consideró para decretar en mayo de 2013 la nacionalización del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe del Desierto, en la localidad de Capulines, es una bastedad terrenal de 7 millones 068 mil pesos 583.47 metros cuadrados. 

Por la curiosa y circunstancial incomodidad de ejidatarios, vía un juicio de amparo, pudo suspenderse ese trámite de nacionalización que la Iglesia en ese entonces daba por hecho. 

El caso revivió a raíz que el apoderado legal de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Marco Antonio Luna admitió que desde hace dos años, reanudaron el trámite cancelado e insistieron con la nacionalización. 

Más curioso lo definió el vocero del Arzobispado, Juan Jesús Priego, en sus palabras, la pretensión es tener certeza sobre algo que consideran como suyo, uno de los únicos Santuarios Guadalupanos en la ciudad, más visitados sobretodo en la cercanía del mes de diciembre y el día 12.

Otra pista: le observa un interés comercial. 

La incomodidad de hace unos años, entre algunos ejidatarios, era porque su temor, fundado o no, como sucede varias veces en este país, sentían era un despojo, pecado real que se atente contra sus propiedades, sus tierras, lo poco que tienen según dicen, y que resolvía muy bien el cuento rulfiano en la cita nos han dado la tierra. 

Parajes yermos y desolados, en donde lo que hay de sobra terrenal, son puños de polvo de tierra para aventar hacia arriba. Quizá, pero son suyos. 

Sabido es en SLP con su pecado de la especulación, la propiedad ejidal empezó desde hace varios años a tener un nuevo valor, muy, muy terreno. 

La saturación de la franja poniente con varios desarrollos, en las inmediaciones del periférico, y las condiciones que habrá de imponer una declaratoria federal de Área Natural Protegida a la Sierra de San Miguelito; ha hecho con los inmobiliarios volteen a ver hacia otros espacios de oportunidades. 

Los hay varios junto al anillo periférico, pero se les atravesó esa lengüeta que es la superficie del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe del Desierto. La Iglesia en palabras de Priego acotó que sólo quieren el respeto de ese sitio. 

Nada más. 

Los ejidatarios no serían tan condescendientes, si ya hace años lograron resoluciones favorables, no será raro que conforme adquieran más atractivo sus propiedades, defiendan lo suyo. 

Los núcleos agrarios distan mucho ya de las concepciones románticas de hace años. Ahora es el interés, hasta los integrantes de la Comunidad de San Juan de Guadalupe, los ex juanes perreros, y otras representaciones, gente muy dura y reacia, accedieron a ceder sus terrenos para propulsar el desarrollo Las Cascadas, es sencillo que desde otros rincones también acepten hacerle al negocio inmobiliario. 

Por más que la Iglesia vea un santuario, un lugar santo. El credo ahora, es por el beneficio, y en una ciudad donde la especulación está al día, tener propiedades susceptibles de desarrollo, deja más que la fe. 

Es de tiempo, la ciudad está en expansión horizontal desde hace años, pese a los esfuerzos de compactación y a que la normativa liberó las alturas, las hay torres departamentales por doquier, se ha querido maximizar cualquier esquina de calle, con tal de avanzar hacia la verticalidad. 

No inquieta a los desarrolladores tradicionales esos complejos, van a insistir en las áreas que han colonizado desde hace tiempo, harán alianzas con ejidatarios, comuneros, con quien tengan por enfrente, y haya posibilidades de ganancia. 

Demasiado terrenal para no aprovecharse. 

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La idea es compactación y adelgazamiento de la nómina, el gobierno estatal alista una intervención a fondo. 

La primera fusión es INVIES y Promotora del Estado. En seguida, también propuesta es Deportes y Cultura. 

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Viabilidad en los diferentes proyectos de infraestructura que anunció gobierno de Ricardo Gallardo, vía crédito a largo plazo, con él, se atendería toda la demanda en el sexenio.

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