MÉXICO SIN POLÍTICAS CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL VA A GLASGOW

Por redacción.

México irá a la COB-26, que se realizará en Glasgow, Reino Unido, con las manos vacías y a buscar que no se hable de política energética actual y en cambio sí de cómo lograr más recursos, apoyos financieros de los países desarrollados.

La representación mexicana en voz, seguramente del canciller Ebrard dirá que si nuestro país cuenta con los apoyos económicos suficientes se podrían reducir hasta en un 36 por ciento las emisiones de gases y hasta en un 75 % las de carbono.

Por qué México no quiere hablar de política energética actual, pues debido a que redujo los presupuestos en este rubro y desapareció el Fondo para el Cambio Climático, mandó a la borda o al basurero toda medida ambiental.

Para el presidente de nuestro país no es prioridad el cambio climático, por eso manda a Marcelo Ebrard y además porque su propuesta de reforma eléctrica fue rechazada por el Departamento de Energía de los Estados Unidos, instancia que ha manifestado que de aprobarse esa reforma México aumentaría en un 65 por ciento sus emisiones en gases.

Nuestro país se encuentra dentro de los 15 países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero y entre los 12 más vulnerables a los efectos del cambio climático.

Un ejemplo para darnos cuenta de por dónde andamos es la cifra que arroja que hay 3.5 millones de viviendas en el país que utilizan leña como combustible.

Construir una refinería en Dos Bocas, Tabasco y entorpecer las inversiones privadas en energías limpias son dos hechos de este gobierno que dan sustento a lo que reclama el Laboratorio Nacional de Energía Renovable del Departamento de Energía de Estados Unidos: las emisiones de carbono de México aumentarían de 26%, que ya es mucho, a 65% con la llamada contrarreforma energética.

 Petróleos Mexicanos (Pemex) admitió que refinó menos petróleo pero contaminó más al procesar el crudo en sus refinerías, durante los primeros dos años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El informe del segundo trimestre del año de PEMEX señala que registró un aumento de 37 por ciento en las emisiones equivalentes de dióxido de carbono en comparación con el mismo período en 2020, y un aumento de 11 por ciento en la contaminación equivalente al óxido de azufre.

El 75% de la energía eléctrica en el país fue producida en centrales con quema de combustibles fósiles, mientras que el 25 5 restante fue producida con las llamadas energías limpias: La generación con hidroeléctrica fue el 8%; la eólica el 6%; la fotovoltaica o solar el 4%; la geotérmica el 1.47% y la bioenergía apenas el 0.27%. La mayoría de  estas plantas se encuentran en manos de particulares.

En el mundo cerca de un millón de muertes serían evitables eliminando las emisiones de combustibles fósiles, pues el 27.3% del total de muertes atribuibles a las PM2.5 (3.8 millones en 2017 según el estudio) provienen de combustibles fósiles.

Otras 700,000 muertes son atribuibles directamente a la combustión de biocombustibles fósiles, como la leña o cualquier otro residuo forestal o vegetal.

Por eso México irá a la COB-26 con las manos vacías en política energética y en cambio pedirá financiamiento, pero no se tiene claro para qué, si al presidente no le interesa el cambio climático y por eso propone una reforma eléctrica y construye una refinería, ambas van a generar mayor contaminación, pero como él diría, “al diablo” con el calentamiento global.  

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