AMLO EL RIDÍCULO, “FAROL DE LA CALLE Y ES OSCURIDAD DE LA CASA”

Por Tinta Oscura.

Mientras en México imperan la corrupción, la desigualdad, crece la pobreza, la violencia es incontrolable, no se cuenta con suficientes medicamentos en los hospitales y clínicas de salud pública y mucho menos para niños y niñas con cáncer, en donde la cultura, la ciencia y la tecnología se encuentran olvidadas, López Obrador presentó un “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar” y la creación de un fondo de 1 billón de dólares para garantizar una vida digna a 750 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día, dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas  

Primero el presidente mexicano se equivocó de lugar, porque debió presentar su “macuspano” plan en la reunión de G-20 o ante el Consejo General de la ONU, pero no en un foro integrado por 15 países cuya función de esta destinada a buscar el  mantenimiento de la paz en el mundo. Seguramente el habitante de palacio nacional no ha leído y claro nadie le dijo que lo hiciera, el Artículo 24 de la “Carta de Naciones Unidas” en donde se explica que  El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene la “responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Tampoco el canciller Marcelo Ebrard le aconsejo que le diera una leída a lo que señala el artículo 43 de la misma Carta de las Naciones Unidas: “El Consejo de Seguridad podrá investigar toda controversia, o toda situación susceptible de conducir a fricción internacional o dar origen a una controversia, a fin de determinar si la prolongación de tal controversia o situación puede poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”

Y mucho menos le explicaron, con puntos y comas, aunque sí lo hicieron no lo entendió que el órgano donde estaría, integrado por 15 países —cinco miembros permanentes y 10 miembros temporales— podrá recomendar los procedimientos o métodos de ajuste que sean apropiados para la resolución de las controversias que lleguen a él. Por cierto México forma parte de los temporales y en  noviembre estará al frente de la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad.

Y además les dijo López Obrador, a estos miembros del Consejo: “Es necesario que el más relevante organismo de la comunidad internacional —refiriéndose a la Organización de las Naciones Unidas— despierte de su letargo y salga de la rutina, del formalismo, que se reforme, que denuncie y combata la corrupción en el mundo”. Vamos hagan algo les dijo.

Esto implica que sus asesores no le dijeron lo que hace la ONU con organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se encuentra presente en unos 170 países en los que trabaja para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades y fomentar la resiliencia. Tampoco le dijeron que existe el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que trabaja en 190 países para salvar las vidas de los niños, para defender sus derechos y ayudarles en su desarrollo.

No sabe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia humanitaria que  alimenta a casi 100 millones de personas en unos 88 países a través de distribuciones de comida entre diversos apoyos. Tampoco ha escuchado de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA);  y menos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), o del Banco Mundial. Entre otras instancias que se ocupan de ver por los que menos tienen en el mundo.

Grave y ridículo lo que hizo López Obrador y cómo se atreve a hablar de corrupción cuando México ha sido calificado dentro de los países más corruptos, ya que solo hay cuatro más corruptos, según lo  califica World Justice Proyect; cuando desde la llegada al gobierno el número de pobres en el país ha crecido en 3.5 millones más; y en tres años contabiliza casi 90 mil muertes violentas.

Y cómo se atreve a proponer un proyecto a nivel mundial contra la corrupción cuando en casa tiene viviendo junto a él a Manuel Bartlett, El de la CFE, a Irma Eréndira Sandoval (extitular de la Función Pública), los contratos otorgados a su prima, Felipa Obrador, a sus “carnales” Pío y Martín López Obrador recibiendo fajos de dinero en efectivo.

Y hay más, como los infantes sin medicamentos para el cáncer, o la bondad demostrada para impugnar la decisión del poder judicial para vacunar a todos los niños y niñas menores de edad contra el Covid-19. Y la mayoría de los contratos otorgados por  vía directa y no concursados para adquisición de bienes y servicios que contrata su gobierno, las instancias que hoy administra su 4 T, sus mentiras y engaños matutinos, sus múltiples acusaciones sin pruebas, y es que quiso pasar como “farol de la calle y oscuridad de la casa” en el Consejo de Seguridad de la ONU y solo hizo el ridículo como cada mañanera.

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