Frente a la flagrante violación a la ley, frente al regreso a los gobiernos que todo lo mayoriteaban a través de sus borregos parlamentarios y cambiaban las normas a su antojo, así bajo su instrucción dictatorial, el crítico farsante mañanero logró otro de sus cometidos: que los funcionarios públicos, claro incluyéndolo a él, hablaran sobre la revocación de mandato sin considerarse una violación a la veda electoral.
Fustigó al Instituto Nacional Electoral, ya que según López Obrador “está conspirando contra la democracia“, pero es él, el traidor a la ley, a la Constitución que juró defender y respetar, y dijo, sin un ápice de vergüenza: “Celebro la aprobación de ésta reforma porque tiene que ver con la democracia. Qué bien que ahora se hace esta reforma para que todos podamos hablar de esta consulta. ¿Qué estaba haciendo el INE? Callando“.
Se hace como “el tío lolo” no pretende recordar, que fue él, que fueron ellos, los de su calaña, sus esbirros, sus alabadores quienes: «hace dos años, las actuales mayorías pusieron esa prohibición en la Constitución y hoy (…) acusan al INE de ser un censor», como recordó el presidente del INE, Lorenzo Córdova.
Y como le dijo el presidente del INE al periódico Pulso, «El INE no prohibió a los servidores públicos o no estableció la regla que prohíbe a los servidores públicos, promover sus logros de gobierno, es decir, hacer propaganda gubernamental desde que se emite la convocatoria y hasta el día de la jornada electoral», pero al traidor, al mentiros, al engaña “bobos” y a quienes no tienen memoria, se les olvida que la prohibición la hicieron porque no les convenía en aquel momento.
Lo que hoy hace López Obrador y ordena a sus huestes realizarlo, por encima de quién y como sea, no es otra cosa que una embestida, un asalto a la democracia. Hoy junto al balido de sus congéneres diputados y senadores, va contra Córdova y Murayama; indica que deben recuperar la delegación Cuauhtémoc, que perdieron sus consentidas Claudia Sheinbaum y Dolores Padierna, esposa de su operador Bejarano, por eso persigue a la delegada electa, Sandra Cuevas y hostiga a los periodistas que lo critican.
Además de intentar desviar la atención para que no se hable de las más de 113 mil muertes violentas que lleva su gobierno; que no se recuerde cómo vive su hijo y la llamada “casa gris”; de la corrupción que impera en la administración federal cuando se han otorgado por vía directa el 90 por ciento de los contratos; que no se siga mencionando que tiene hermanos y prima corrupta, pero le urge controlar al INE y regresar el registro electoral a manos de gobernación, como antaño.
Sabe y por eso ataca con ahínco al INE, que es una institución autónoma, cuya función es velar por la democracia, cosa que le revienta. Por eso convocó a la revocación de mandato, no fueron los ciudadanos y que para su ratificación deberá convocar a más de 10 millones de ciudadanos.
Conoce que a la gente no nos interesa ir a emitir un voto amañado, porque pase lo que pase, gane o pierda no logrará los 40 millones de sufragios para hacer vinculante el proceso, y si se lograra la cifra y él perdiera, tampoco se va, porque su elección fue por 6 años, y en su caso no hay retroactividad, porque la ley se aprobó cuando ya se encontraba gobernando.
Sabe que sería su gran fracaso si votaran menos de 10 millones de mexicanos y aun así podría pedir una “ampliación de mandato” y esgrimir que debido a la pandemia no pudo concluir su remedo de “transformación”. Como Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Por cierto junto a Ecuador y México únicos países donde existe la famosa revocación.
Al final pretende quedarse con el INE, pase lo que pase y seguir junto a sus compinches realizando trampas, violar la ley, como bien lo calificó Córdova, “… y luego acusar al INE porque está haciendo valer las reglas, pues son los verdaderos responsables de si algo sale mal en la revocación de mandato”. Y hay quienes todavía creen en el dictador mañanero, lo siguen y asumen como verdades sus diarias mentiras, su farsa de 4T
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