Por Tinta Oscura.
La mañana del pasado miércoles, mientras en Ucrania morían bajo el fuego para intentar librar el fuego del invasor, en México, en la Cámara de Diputados, legisladores instalaron el “Grupo de Amistad México-Rusia”.
En el recinto legislativo, encabezados por la dirigencia del Partido del Trabajo, cuyo líder, Alberto Anaya y su esposa, son acusados de un manejo turbio del recurso destinados a los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI), se daba la bienvenida al embajador ruso, Viktor Koronelli, quien les agradeció a los diputados mexicanos la “muestra de apoyo, de amistad y solidaridad”.
Los aberrantes miembros del legislativo (que no del PAN, MC, mayoría del PRI y Verde) borraron de la memoria las muertes de miles de ucranianos provocadas por las bombas rusas que dejan sembrados cadáveres de niños y niñas ucranianos.
Pero claro a Anaya eso que le va a importar si los CENDIS, vinculados a su partido tendrán nuevamente recursos millonarios para el 2022, aun cuando este programa ha sido sujeto de investigaciones por presunto desvío de recursos públicos.
Pero no importa, hoy los aliados de Morena y de su pastor, el habitante de palacio nacional, seguirán recibiendo recursos del “pueblo bueno”, cuando al menos cuatro CENDIS, ubicados en Nuevo León que impulsó el PT, llevan más de 12 años abandonados en colonias marginadas, en obra gris, y para los cuales se pagaron 78.8 millones de pesos para arrancar su construcción.
Esos satélites que han medrado del poder, de una ley que les permite recursos como partido y la alianza que les da algunas curules, festejan al invasor, al asesino, a quien masacra niños y niñas, a Putin, claro con la bendición de palacio nacional.
Seguramente la agencia de espionaje militar de Rusia (GRU), que de acuerdo a lo dicho por el jefe del Comando Norte estadounidense, Glen VanHerck, tiene en estos momentos, desplegados en territorio mexicano más oficiales de inteligencia que en cualquier otro país del mundo, a esos que le muestran su amoroso apoyo al gobierno invasor, los tiene en su cartera, bajo su nómina, probablemente, por eso tanta “amistad”.
Mientras el mundo camina en el sentido de la condena a quien pretende, a través de la derrama de sangre inocente, extender su imperio, aquí se le rinden saludos, se le asume como amigo y se rechaza cualquier acción en contra.
Y valga decir que sin ser pro-yanqui, las palabras del embajador estadounidense en el país, Ken Salazar, deben tomarse en cuenta para hoy y para el futuro: “Tenemos que estar en solidaridad con Ucrania y contra Rusia”, ha dicho en el Congreso, en San Lázaro, y agregó “El embajador de Rusia estuvo ayer y dijo que México y Rusia son cercanos, eso nunca puede pasar”.
Pero Anaya y sus secuaces podrán esgrimir ideología trasnochada o añoranza de la URSS (claro vigente en países donde se impone el totalitarismo, como Corea del Norte, o Venezuela) o lo que gusten, mientras la bendición venga del merolico mañanero.
Es lógico que los satélites no se manifiesten contra Putin, cuando quién les ordena es un ignorante del mundo, de la geopolítica, y no define de qué lado del mundo quiere jugar. Sabrá que la economía del país que dice gobernar, depende en gran medida de nuestro socio comercial número uno, que no es Putin, o quiere jugar a la Venezuela y tener en la frontera al enemigo.
Pero tenemos un presidente que no sabe de economía, no sabe de finanzas, no respeta la ley y vive en el pasado, ahora quiere mandar telegramas a Rusia, China y a Estados Unidos para avisarles que México no es una colonia. Tan atrasado está que debió decir un mail, mínimo no.
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