LAS INTERROGANTES Y LECCIONES QUE DEJA DEBANHI SUSANA ESCOBAR BAZALDÚA (In memoriam)

Por Marco Antonio Zárate Mancha.

Aparta la amistad de la persona que, 
si te ve en el riesgo, te abandona. 
Félix María Samaniego

La experiencia me acaba de demostrar que el odio que he de tener al enemigo no ha de ser tanto que me impida hacérmelo luego amigo, y que he de procurar servir al amigo con la idea de que no siempre ha de continuar siéndolo; porque a la mayoría de los mortales, les es infiel el puerto de la amistad.
Sófocles. Áyax

Duele y lacera profundamente la temprana muerte de Debanhi, jovencita neoleonesa de 18 años víctima de algún o algunos dementes de las legiones que andan de cacería de mujeres en pueblos y ciudades. Saben que pueden hacer lo que quieran porque la mayoría de las veces quedan impunes. Pero no solo es Debanhi, son cientos de jovencitas que jamás vuelven a sus hogares. Algunas veces sus cuerpos ultrajados, mancillados y torturados son hallados, la mayor parte de las veces quedan sepultadas bajo el peso de los días y las nuevas muertes que día a día se van sumando. 

Los cambios a las leyes dan más protección a delincuentes que a víctimas. La sociedad entera es rehén de delincuentes o de policías que se comportan como tales. 

Todos nos alegramos al saber que cada noche la familia y amigos están sanos y salvos. De que estemos completos. Como si nos alegrara sobrevivir al diario naufragio… Sin querer nos hemos acostumbrado a esta inseguridad en donde lo mismo te asaltan en un cajero, en tu carro, en la calle, la Internet, el transporte público… no hay sitio seguro. Así que cada día que salimos ilesos lo consideramos un verdadero regalo. 

Pero esto no puede ni debe seguir así. La sociedad toda debiéramos impulsar un encuentro nacional sobre inseguridad y redefinir las malogradas estrategias de seguridad impuestas por pasadas administraciones, hasta la actual. Desde la fallida guerra contra la delincuencia organizada, hasta la gansada de abrazos y no balazos o la amenaza de acusar a los delincuentes con sus mamás… ¿A quién se supone que se dirige el primer mandatario del país, a una recua de imbéciles?

Cómo nos causa extrañeza lo que sucede en el país, si desde el poder, el hombre que conduce el destino de la nación se expresa de esa forma y, mucho me temo que no es gracejada, no es chiste lo que dice, sino que en verdad esa es la forma en que enfrenta a la rampante delincuencia del país. No soy yo quien lo dice, es la cruda realidad. Los periódicos nacionales que ayer hablaban de grandes proyectos y desarrollo socioeconómico, hoy día escurren sangre desde su primera página…  

Debanhi fue con unas “amigas” a una fiesta. Se sabe que éstas no regresaron con ella. Alegan que pidieron a un contacto “de confianza” que pasara por ella y que a Debanhi la dejaron en la fiesta por andar en estado inconveniente. Aquí comienzan las múltiples preguntas:

—¿Cómo es posible que las “amigas” la hayan dejado en la fiesta, máxime si, como aducen, estaba pasada de copas? ¿A eso llaman amistad?

—En qué lugar Debanhi abordó el taxi y a qué hora? 

—¿Por qué el operador, si ya había hecho la mitad del viaje para llevarla a su destino, la dejó en medio de la noche? 

—¿Por qué se bajó de la “seguridad” de un automóvil, para quedarse en medio de la nada?

—¿Por qué el operador del taxi tomó una fotografía? Al menos es curioso o bastante sospechoso, pues puede ser la coartada para argüir que no sería tan tonto de tomar una foto de su posible víctima.

—¿Qué rumbo siguió el chófer después de dejarla? ¿A dónde se dirigió? ¿Hay registro de más llamadas del chófer?

—¿Por qué el servicio no lo hizo dentro de las plataformas en las cuales se desempeña: Uber o Didi?  

¿Llamó Debanhi a sus padres para avisarles de su situación? ¿Traía celular o se lo quitaron o robaron?

ESPECIAL

La imagen de Debanhi sola, en medio de la noche (se dice que eran las más de las 4:00 h de la mañana) de alguna manera nos representa a toda la sociedad. Estamos abandonados e inermes. El estado hace tiempo ha fallado al brindarnos protección. El ejército, ahora venido a policía y constructor a fin de blindar las obras de gobierno por considerarlas de “seguridad nacional”, se ha distraído y la población está en plena zozobra: sin policía y un ejército en labores constructivas y administrativas. 

La muerte de una jovencita estudiante de leyes a manos uno o varios canallas, no debe quedar impune y al perpetrador del crimen, deberá aplicársele todo el peso de la ley. 

Hay muchas lecciones que nos deja el caso de Debanhi. Los padres deberán ser más estrictos con sus hijos. ¿Cómo es posible que una jovencita ande en jolgorios a las 4:00 de la mañana? Y, en su caso, ¿quién otorga permisos para la celebración de esas fiestas…?Las autoridades nos deben muchas respuestas. Debanhi nos deja esa icónica fotografía de esta época de desastre y sangre; de feminicidios y desaparecidos. Debanhi nos urge a encontrar la salida. ¡No más muertes!

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