DISQUISICIONES SOBRE LA NECESIDAD DE UN NUEVO MODELO ECONOMICO 8 PARTE

“La tecnología que hace poco parecía darme libertad, 
es ahora una cosa donde estoy preso”.
Fernando Pessoa

Todo progreso significa guerra con la sociedad.
George Bernard Shaw

Por Marco Antonio Zárate Mancha.

Las ciudades modernas un modelo a discutir (continuación)

En esta entrega examinaremos la propuesta de William J. Mitchell —no olvidar su origen: MIT1— de un modelo de ciudad: las e-topías que —afirma— marcharán de forma inteligente, no más dura… Y el diseño lo resume en cinco puntos que examinaremos adelante.

El investigador observa que las ciudades han crecido de forma desmesurada, sin control; caracterizadas por exceso de tráfico de vehículos, de contaminación y, en síntesis, resultan conglomerados ineficientes y harto onerosos para sociedad y gobierno.  Concluye que no es posible seguir en esa tendencia y de allí surge su propuesta.

Basado en el acelerado cambio tecnológico ya observado en las postrimerías del siglo pasado, prospecta cómo la tecnología hará las ciudades más inteligentes, más llevaderas para sus pobladores.

Aquí sus cinco puntos:

  1. Desmaterialización
  2. Desmovilización
  3. Personalización en masa
  4. Funcionamiento inteligente
  5. Transformación suave

No se ruboriza de su breve enumeración y afirma que:

“Siguiendo estos principios podemos ‘satisfacer potencialmente nuestras propias necesidades sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas’2. Podemos aplicar estos principios en las escalas del diseño de productos, de la arquitectura, del urbanismo, de la planificación, así como de la estrategia regional, nacional y global”3.

Desmaterialización.

Sostiene que el maridaje de los avances tecnológicos del silicio y telecomunicaciones hacen posible la desmaterialización. Mitchell expone un caso que actualmente ya es completamente real y lo vivimos desde nuestra cotidianidad: las sucursales bancarias en buena medida están en vías de extinción, o si no, por lo menos de empequeñecimiento. El banco desde casa —o mejor, desde cualquier lugar— es una palmaria realidad en nuestros días. Las instituciones financieras y sus modernas aplicaciones (programas), en constante actualización, facilitan las operaciones financieras de sus cuentahabientes desde sus ordenadores o teléfonos inteligentes y por tanto cada vez se ven menos obligados a recurrir a una sucursal, a desplazarse. 

En este punto, las prospecciones de Mitchell son acertadas. Al menos las instituciones bancarias muy pronto tendrán ese desenlace que de alguna forma ya observamos: reducirán sus sucursales y seguramente ampliarán sus cajeros automáticos, como ya es un hecho en muchas filiales. En este caso en particular, los dueños de los bancos sin duda se beneficiarán al ahorrar en renta o compra de edificios. También en gastos de energía y de adquisición de mobiliario y equipo; de remodelaciones. A lo anterior, se sumarán los despidos de personal innecesario en esta nueva etapa. Todo será sustituido por servidores cada vez más robustos en capacidad de procesamiento de datos, y quizá no de tamaño, dada la acelerada miniaturización de los microprocesadores y avances en dispositivos para almacenamiento y procesamiento de datos. A lo anterior agreguemos los sobresalientes avances en “Inteligencia Artificial”, IA, que actualmente son una súper eficaz herramienta para procesar miles de millones de datos en segundos y como resultado ser efectivos algoritmos que discriminan datos irrelevantes y van seleccionado datos según el interés y propósito del “cliente” …

Algo que no pudo prever Mitchell fue la plandemia, que de mil maneras trastocó nuestra tradicional forma de vida e, indudablemente impulsó la desmaterialización. Es lo que hoy conocemos como teletrabajo (home office) y tele escuela (homeschooling) y que quizá haya llegado para quedarse

El famoso “Quédate en casa” en nuestro país o lockdown en muchos otros, fue hasta el momento una medida muy extraña, por decir lo menos. Pues es la primera vez que se confina bajo el mismo techo a sanos y enfermos, aunque al contagiado se le aísla en habitación aparte (desde luego donde hay posibilidades…)

Muchos empleados de oficina fueron obligados a trabajar desde sus casas y qué decir de los niños y jóvenes que abandonaron sus instituciones de enseñanza; mientras las escuelas y maestros hacían prodigios para llevar clases a distancia. Los maestros improvisaban y muchos nunca estuvieron preparados para dirigirse a una cámara… pero retomando el hilo del investigador, el teletrabajo o trabajo en casa para muchos resultó un esquema favorecedor, no obstante para otros no fue así. No todos los hogares tienen suficiente espacio para trabajar concentrado, ni tampoco los equipos disponibles para hijos, esposa y cabeza de familia o el acceso a Internet… aunque de alguna forma la sociedad mexicana resolvió el problema y se adaptó a las nuevas circunstancias. 

Afortunadamente la “feliz coincidencia” de confinamiento con el lanzamiento de la controvertida tecnología 5G multiplicó, tanto la velocidad de las redes, como el número de posibles usuarios conectados sincrónicamente… y de esta forma se pudo sobrellevar la cuarentena de dos años…    

Para las empresas fue toda una novedad y han replanteado sus esquemas de trabajo; un sinnúmero de ellas ha pactado combinaciones interesantes con sus empleados, como por ejemplo: dividir parcialmente el trabajo desde casa y en la oficina. En la ciudad de México hay gran cantidad de edificios en construcción para oficinas que de igual forma tendrán que cambiar su finalidad ante la nueva realidad. 

No es preciso hacer gran abstracción para comprender que bancos y empresas aprovecharon la “cuarentena” para impulsar sus servicios electrónicos y gradualmente deshacerse de personal “innecesario”; no tanto así las industrias que comparadas con el trabajo intelectual de las oficinas, son intensivas en empleo de mano de obra para sus procesos y cuya sustitución implica grandes inversiones en automatización y robotización que por el momento no está a su alcance. Aunque a final de cuentas pareciera inexorable el día en que llegará la ola de transformarse, adaptarse, o morir.

Con la desmaterialización planteada por Mitchell, preguntémonos en primera instancia: ¿quién sale beneficiado? Podemos prever que así como en los bancos este fenómeno ya es realidad, es posible que muchas otras actividades o ramas silenciosamente hayan comenzado a desmaterializar sus instalaciones o al menos reducirlas y con ello disminuir gastos… Las instituciones bancarias tendrán ahorros importantes, pues al desmaterializar sus sucursales muchos empleados dejarán de ser necesarios y serán despedidos, liquidados o finiquitados. Una masa significativa de personal quedará sin empleo y engrosará las filas de los millones de desempleados. Esos impactos negativos del cambio tecnológico son soslayados por el autor.   

Para Mitchell el modelo actual de “ciudad” no está a discusión. Él lo que pretende es transformar, optimizar su funcionamiento mediante el perfeccionamiento de lo que está mal, usando para tal propósito los instrumentos que lideran el cambio civilizatorio, no hay otra manera de describirlo: el silicio (los micro y ahora nanoprocesadores omnipresentes en nuestras vidas), las telecomunicaciones (5G y fibra óptica) y, aunque aún no la nombra, la IA. Lo que asume tácitamente el investigador es que al adefesio que son las ciudades y su exacerbación: las megalópolis, se le tiene que hacer liposucción, cirugía mayor, quimioterapias… para lograr su óptimo funcionamiento. En síntesis: hacer que el mercado funcione espléndidamente de acuerdo a la velocidad de vértigo en que se dirige el mundo…

La próxima entrega seguiremos con los 4 puntos restantes. 


1 Massachusetts Institute of Technology, MIT. Es una institución educativa privada, emplazada en Cambridge, Massachusetts y es uno de los centros educativos de excelencia a nivel mundial. Por tanto, una institución donde la élite prepara a sus cuadros o los selecciona.
2 Esta formulación proviene de la definición de “sostenibilidad” de la comisión Mundial del Desarrollo y del Medio Ambiente” (negritas).
3 William J. Mitchell. Op. Cit., p. 156.


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.


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