Por Daniela Lozoya Reyna.
En México estamos prácticamente a un mes de celebrar las “elecciones más grandes de la historia”, la ciudadanía está harta de escuchar y ver por todos lados anuncios y propagandas de candidatos que buscan a toda costa posicionar su imagen y acercarse a los electores.
Entre cancioncitas con ritmos pegajosos, espectaculares, bolsas, folletos, gorras, pulseras, anuncios; los candidatos buscan colocar su imagen en la mira de los electores, hacen cosas que rayan en lo absurdo, todo esto mientras llegamos al 6 de junio y conocemos los resultados, porque al día siguiente ellos son quienes se olvidan de aquellos por quienes un mes antes peleaban atención.
Durante este último mes, los candidatos y candidatas de todos los partidos y colores se acercan y quieren convencer a la ciudadanía que ahora si las cosas cambiarán, que ellos y ellas son el cambio que tanto se ha buscado, hacen promesas, que saben que no cumplirán, incluso hasta hacen trabajo social, y algunos otros el ridículo.
Mediante diversos métodos, algunos muy absurdos, buscan convencer que son la mejor opción, que son el cambio, y que ahora así van a hacer lo que prometieron –y no cumplieron- hace tres años. Quedan treinta días más de escuchar peroratas por doquier, en la mayoría de los casos, pura paja y cero propuestas.
Quien le dijo a estos candidatos que a la ciudadanía le resulta grato ver como se despilfarra una enorme cantidad de recursos en publicidad, esto sin contar la gran cantidad de basura que generan.
Ya sólo son treinta días más en que veremos y escucharemos hasta la náusea a estos candidatos, porque el 6 de junio sabremos quien hizo la mejor campaña. El día siguiente nadie se acordará de ellos; y esos candidatos que tanta empatía, interés y compasión mostraron también se habrán olvidado del “compromiso desinteresado” que tenían con los que buscaban fueran sus representados.
Medias Tintas SLP 