INJURIA, MIENTE, ATACA, PERO LOS HECHOS SE IMPONEN

Por Tinta Oscura.

El enojo y la furia de una persona desquiciada, quedó como muestra en esta semana que termina y ha sido desde nuestro país, desde el primer templete de la nación.

Podrá tener todo a su favor para decir lo que dijo de un periodista, pero una cosa es insultar sin probar, como cada día, y otra exponer a una persona a la delincuencia y peor aún a la familia de esa persona.

Eso hizo el cuasi dictador que a nombre del pueblo dice tener la razón, cuando el pueblo lo que busca es que le alcance lo que gana para llevar alimento a su hogar.

Todo derivado de un reportaje que bien pudo dejar pasar y no haberlo convertido en una nota internacional, que lleva más de 15 días rondando todos los medios, bueno casi todos, excepto los de él.

Cómo pudo revelar datos personales que solo una dependencia conoce, pero que está obligada a guardarlos, reservarlos, pero sin importarle las violaciones que cometía, Andrés, el habitante de un palacio, da a conocer información fiscal de Carlos Loret, lo que implica un atropello moral inusitado.

El desconocimiento de todo, pero sobretodo de lo qué hacen las instituciones públicas, el desprecio hacia los derechos humanos, al derecho a la intimidad, quedó de manifiesto. Bien le haría que uno de sus asesores le echara una leída a alguna de las tesis que al respecto ha publicado la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y digo sus asesores porque si él la leyera, no entendería nada.

Al verse incapaz de poder desmentir lo que en un reportaje mostró la forma de vida de uno de sus hijos, que borra el discurso de austeridad y deja entrever un probable hecho de corrupción, ataca, abusa de su poder y hace a un lado el respeto a la ley, usa información confidencial para sostener su discurso de odio.

Desde el templete mañanero el hipócrita, mentiroso con ínfulas de dictador, pisotea lo que juró respetar, cumplir y hacer cumplir: La Constitución. El artículo 16 que a la letra dice: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”.

Loret no es funcionario público, es periodista, y por tanto no está obligado a hacer pública su información. El haber exhibido el estilo de vida de un hijo de un presidente que dice vivir en la austeridad, con datos e imágenes públicas y en donde se puede prestar a un probable conflicto de intereses, eso es lo que no perdona.

Carlos Loret no ha sido el único periodista atacado por el merolico mañanero, la lista es larga, pero mencionamos algunos como Carmen Aristegui, Pascal Beltrán del Río, José Cárdenas, Azucena Uresti, López Dóriga, Ciro Gómez Leyva y sigue. Podemos estar de acuerdo o no con ellos, pero hacen su trabajo, que critican al presidente  y a Morena, sí, y descubren la corrupción y las mentiras que bajo el engaño de “otros datos” surgen día a día, mañana tras mañana. Eso es lo que no le gusta a “Tartufo” (dixie Diego Fernández).

Los insultos y los agravios contra periodistas seguirán  desde palacio, pero la balanza del tiempo, el desgaste de un gobierno encabezado por un aspirante a dictador, pondrá a cada quien en su lugar. Pero desde siempre y desde cualquier trinchera se tiene que decir desde hoy que el periodismo, los medios de información no van a perder. Al final los hechos se impondrán.  

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