TUNO

 Por Marco Antonio Zárate Mancha
A Emiliano en sus 5 años y 5 meses.

Tuno es un perro

Preciosa estampa que sabe a sepia
¿Sabes? Es pastor alemán
Tiene doce años
Demasiados para un perro
Sin embargo, conserva toda la galanura y pinta
de los mejores exponentes de su raza
Su gran tamaño, y sedosidad de su aún cambiante pelo,
hacen que no pase desapercibido,
echado o sentado frente a la tienda “Curio’s Mary”, en el malecón

Todas las tardes lo he visto mirar el mar
Todas las tardes asiste a la misma hora a su ritual:
justo cuando el reflejo del agonizante sol estalla en la cara del mar

A esa hora, en ocasiones, se ven toninas
haciendo con su acompasado vaivén
pequeñas olas que antes de llegar a la playa se desvanecen
como gota de agua que cae en el desierto 
y es allegada a la más honda sed de la tierra
Tuno, a veces, parece observarlas

Quizá nada de lo novedoso para mí, le interesa
Ni siquiera la fugaz emoción de los peces saltando en el aire
que luego de un ágil chapoteo
se pierden bermejo infinito del mar
Como si fuesen tragados por la inmensa boca de la bahía

A Tuno nada lo conmueve
No. La mirada de Tuno va más allá
Más allá de las simples cosas que veo:
No juega con las olas
y su lento andar hace sus patas traseras arrastrar
y producir un ruido como cuerda de brincar

Por las tardes llega el “Coromuel”
Un viento que viene del sureste
y es brisa fresca en la ciudad

Todas las tardes Tuno aspira el “Coromuel”
y sin notársele hace esfuerzos por mantener erguida su pesada cabeza
y presenciar el sol
Aquel sol que en esos instantes está frente a sus ojos...

En ese momento, Tuno,
embriagado por la ceguera momentánea
muestra más allá,
—más allá de sus cansados ojos —
una inmensa sed de fundirse con el mar
de abarcarlo con todo su cuerpo y quedar ahí
cautivo en el movimiento sempiterno de las olas
Acariciando y dejando la playa
Lavándola y amándola
Caricia tras caricia

Después de ese éxtasis,
que pareciera ser el único lazo que lo ata a la vida,
el sol pinta en el lienzo celeste una acuarela de bellos colores
en su diaria despedida 

Es allí cuando Tuno pareciera despertar de ese ensueño
Voltea lentamente sus cansados ojos hacia las leves olas que bañan sus patas
mueve su pesada cabeza y empieza a caminar sobre la pálida arena
dejando sobre la playa un rastro que únicamente puede ser el de él:
una zigzagueante línea trazada por el tartaleante andar de un borracho
Sólo el olor de un pez arrojado del tibio lecho del mar
le hace reaccionar y cambiar el rumbo

Después, después se pierde en sí mismo
y llega otra vez a la puerta del “Curio´s Mary”
Quizá con la única esperanza de volver a ver aquel sol-mar
O quizá, con el recuerdo que en esos instantes le revienta la cabeza

Verano de 1977
La Paz, Baja California Sur

Deja un comentario