LA JAURÍA

Todo déspota debe tener un súbdito leal que lo conserve cuerdo.

George Bernard Shaw

Corte: Asamblea de nobles y distinguidos mendigos.

Charles Talleyrand

Marco Antonio Zárate Mancha

El pasado 6 de octubre nos enteramos que una pieza mayor del tablero de ajedrez del macuspano, había abandonado la liza. Se bajaba del navío que hace agua por doquier: “Me tocó jugar en las grandes ligas y uno debe saber cuándo debe retirarse…” declaró con voz entrecortada Tatiana Clouthier. Uno de los ecos de su renuncia fue la postrera declaración: “Al presidente lo rodea una jauría…” Ese conjunto de perros o personas con ese comportamiento, a decir de la tía “Tatis” —como cariñosamente suele llamársele— no permite que otros colaboradores de López puedan acercársele a plantearle temas de sus propias carteras y, por tanto, estarían expectantes de que éste se acuerde de ellos y les llame. Cuando se ofrezca o requiera algo en particular de cada uno de ellos, pero el camino no sería de ida y vuelta. El derecho de picaporte estaría restringido por ujieres hasta ahora desconocidos, pero a juicio de la exsecretaria harto eficientes. Es difícil saber si en la vorágine de eventos diarios algún analista político realizó una disección a esa criptica declaración.

El que una exfuncionaria de primera línea del gabinete de jarrones y floreros de la destartalada 4T, cualquier cosa ello signifique, haya llamado de tal forma al equipo más cercano al presidente es de suyo trascendente y merece al menos un intento de explicación, de exégesis.

Comencemos por analizar el sustantivo. El diccionario de la Real Academia Española, RAE, ofrece dos acepciones: «1. f. Conjunto de perros mandados por el mismo perrero que levantan la caza en una montería». Y una segunda acepción: «2. f. Conjunto de quienes persiguen con saña a una persona o a un grupo». Considero que la primera expresión quedaría descartada, no así la segunda.

Contextualicemos. Un día laboral del primer mandatario empieza a las 6:00 h de la mañana. Hasta donde se sabe, se reúne con el gabinete de seguridad y recibe el parte cotidiano que indudablemente debe escurrir sangre por todos lados. Allí en ese espacio, suponemos, de repente algunos jarrones y floreros participan, siempre y cuando tengan alguna intervención dentro de la programación “mañanera” del día, después de Chico Che. Es entendible que en esa mesa no sea fácil comunicarse discretamente con el macuspano.

Entonces, si no hay otro espacio para ventilar información relevante y apremiante de sus dependencias, los funcionarios del gabinete —suponemos— exponen en esa mesa su problemática frente a otras áreas con las que no tienen ninguna vinculación. Como se dice: hay atentos pajaritos en el alambre…

Aventurarse en ese posible e incómodo escenario no resulta fácil para muchos y la “Tía Tatis” explotó al decir que al macuspano lo tendrían secuestrado esos corifeos que están prestos a ensalzar al mesías a la menor provocación o a reírle cualquiera de sus gracejadas hasta desternillarse de la risa. Así, López Obrador tendría en esa jauría a sus achichincles que no es arduo imaginar a quiénes responden. El secretario general tendría al menos un par de alfiles y torres, al igual que el coordinador y enlace parlamentario Adán Augusto; no se quedaría atrás la jefa de gobierno que además está a un paso del palacio y quizá el carnal Marcelo tenga al menos un peón… Es muy importante para esos funcionarios estar enterados de todos los movimientos del tabasqueño: quién entra y quién sale… En síntesis, estar informados de todo lo que ocurra en palacio en ausencia de ellos y los movimientos y acercamientos de sus adversarios políticos, ahora que ya todos andan en abiertas precampañas.

No es difícil advertir que la cruenta y desaseada batalla de las hordas morenistas en asambleas y convenciones ya se haya trasladado al mismísimo palacio y que el juego de las corcholatas esté afectando severamente las acciones y programas de un gobierno que ha dejado muchísimo qué desear y que sus principales proyectos, sus principales (s)obras, estén cuestionadas por sus onerosas, deficientes construcciones y casi nulas operaciones.

Morena tiene en su ADN político la poluta huella de su padre el PRI, no en vano se utilizan, quizá ahora más descarnadamente las argucias y mañas de su hoy casi desaparecido patriarca. Pero para la “Tía Tatis” ya era imposible seguir en ese corrompido navío y se ha lanzado a la brava mar y desde la porra verá el naufragio de esa fallida embarcación llamada “4T”. Al tiempo… Como colofón queda para la posteridad y el vasto anecdotario que el rey de los abrazos…, se lo quedó a deber a la “Tía Tatis”, ya que ésta, transida por el sentimiento de la despedida, abrió sus brazos de par en par para abrazarlo, mientras el macuspano apenas aplaudía para que la sinaloense no se le fuera a colar y se viera obligado a darle el abrazo que no quería dar. Hay cosas que no se pueden ocultar y su pecho sí está pleno de rencores.


Marco Antonio Zárate Mancha

Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Michoacana. En sus inicios trabajó en el Grupo ICA. Posteriormente colaboró en la Secretaría de Programación y Presupuesto, en el Sistema Alimentario Mexicano de la Presidencia de la República. A su paso también se ha desempeñado en la Canacintra México, en el programa TIPS de Bancomext, en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el Gobierno de Michoacán y en el municipal de San Luis Potosí. Ha sido y es empresario y esporádicamente ha colaborado en diversas publicaciones impresas y electrónicas, como: Quadratín, Homozapping, revista AM Blues, Alternauta, Revista Transformación de Canacintra y Fórum Financiero, entre otros.


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