Por redacción.
Conocido como “el oro blanco” o el “oro del siglo XXI”, el litio, elemento químico cuyo símbolo el Li y su número atómico es 3, mientras en la tabla periódica se encuentra en el grupo 1, entre elementos alcalinos. Es un metal ligero cuya densidad es la mitad de la del agua.
El litio es uno de los elementos más importantes para nuestra transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. De hecho la creciente demanda de litio asociada a la transición energética mundial y el consiguiente aumento de las ventas de vehículos eléctricos han sido factores que beneficiaron de manera histórica en materia financiera a las potencias productoras de este metal.
Y a medida que la penetración de los vehículos eléctricos crece rápidamente, la demanda de litio también lo hace exponencialmente. Ahí es donde el litio se diferencia del petróleo. La demanda de petróleo no crece exponencialmente. El aumento de los precios del petróleo se debió simplemente a un retorno a la demanda normal, con un retorno a la oferta normal a la zaga.
Hoy el llamado “oro blanco” es demandado gracias a la gran conectividad eléctrica que posee este elemento y su funcionalidad como batería para vehículos eléctricos, teléfonos móviles y laptops. Uno de los principales productores es Australia, cuya producción alcanzó 55 mil toneladas de Litio en el año 2021. Y se estima que tiene reservas de 5,7 millones de toneladas en su tierra, con lo que se ubica en el primer lugar en la explotación.
La segunda posición la ocupa Chile con 26,000 toneladas en 2021. Además, este país tiene las reservas más grandes del mundo con 9,2 millones de toneladas sin explotar. China, en tanto, ocupa el tercer lugar y tan sólo el año pasado produjo 14,000 toneladas de litio, siendo la tercera nación con mayor producción. Se estima que en el país se cuentan con reservas de 1,5 millones de toneladas.
En América Latina Argentina, Chile y Perú emergieron como ejemplos exitosos de la exploración y explotación del litio con empresas privadas nacionales y extranjeras, y están entre los principales productores mundiales del metal.
México nacionalizó el litio en abril pasado y se considera que cuenta con los mayores yacimientos del metal, cuyas reservas se estima en 1.7 millones de toneladas, sin embargo no han sido explotados aunque existen sitios con potencial desarrollo ubicados en Baja California, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora.
Ante este potencial recientemente México y Estados Unidos acordaron impulsar el «Plan Sonora», estado del norte del país con uno de los yacimientos de litio más grandes del mundo, el cual fomenta la transición energética de México a través de cuatro ejes: La explotación del litio y la electro movilidad, la licuefacción de gas natural, la generación de energía fotovoltaica y la conversión del puerto de Guaymas en un punto de carga internacional.
Se anunció que México comenzará la producción de baterías de litio entre el tercer y cuarto trimestre de 2023 con inversión de China y Corea del Sur, esto sin contar con el programa acordado con Estados Unidos para producir baterías en México.
El próximo presidente de México deberá tomar en cuenta la explotación del litio como un medio para obtener grandes ganancias si se camina por la vía correcta y no se limita su producción por ideologías obsoletas, ya que si esta industria se direcciona de manera adecuada podrían lograrse muchos recursos como sucede en Chile donde la compañía de productos químicos y fertilizantes SQM de Chile en la primera mitad del año, reportó ganancias por mil 659 millones de dólares, aumento de más de 940% respecto del mismo período de 2021. Sin duda atractivo para una nación como la nuestra.
En San Luis Potosí se espera que dentro del programa de explotación del metal se realicen los programas de exploración en los municipios de Santo Domingo, Salinas, Guadalcázar, Ahualulco y Moctezuma, y que pronto se ponga en marcha la explotación que dejaría una buena cantidad de recursos a la entidad. Si le permite la entidad federal aprovechar estos recursos sería conveniente conocer a fondo las experiencias de las naciones exitosas en esta industria para aprovechar el gran potencial que se tiene ante los nuevos tiempos donde las energías limpias serán una constante.
Imaginemos las empresas que podrían llegar y aquellas que ya están cómo crecerían. Por tanto es tiempo de partir por el mundo para atraer inversiones, de esta índole para San Luis Potosí. ¿no cree?
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