NI PERDÓN, NI SILENCIO, NI OLVIDO

Por Tinta Oscura.

Apenas llevaba 40 años en el periodismo, había anunciado desde la misma mañanera que temía por su vida, cubría temas relacionados con la política y la corrupción, Lourdes Maldonado fue asesinada el domingo 23 de enero en el estacionamiento de su casa en la ciudad de Tijuana.

En menos de una semana también fue acribillado a la entrada de su casa, en la misma ciudad fronteriza, el periodista Margarito Martínez. Antes que ellos José Luis Gamboa Arenas, asesinado en el puerto de Veracruz.

Tres periodistas en el primer mes del año. México es un país peligroso para el ejercicio periodístico, tanto que se le ubica en el lugar 143 mundial de la prensa libre, de acuerdo a lo señalado por World Press Freedom Index

La organización Artículo 19 registra que en México cada 12 horas se comete una agresión contra periodistas, las ciudades en donde mayor número de atentados existen son: Ciudad de México, con 64 agresiones; Tamaulipas y Quintana Roo, con 23 cada una; Puebla, con 22; Guerrero, con 21 y Baja California, con 19. 

¿Y quiénes son los principales agresores? Surge la pregunta. Artículo 19 apunta que la línea prioritaria que debería investigarse señala a los agentes del Estado, son funcionarios los que cometen el 37.3 por ciento de estas. Y la impunidad se mantiene pues de las agresiones, de los asesinatos a periodistas se han logrado solo 2 sentencias de las carpetas de investigación que tiene abierta la Fiscalía.

Pero las agresiones tiene un camino, tienen un inicio, tienen un principio y muchas de ellas son empujadas por el discurso mañanero, la intolerancia contra la crítica, contra los hechos que se le publican, ya sea en  medios escritos o electrónicos, tiene como respuesta del presidente la calumnia contra quién lo dice, ya sea el medio o el periodista, el columnista o articulista.

Entonces sus adoradores, iniciando por los gobernadores que él ha puesto, siguen su ejemplo, y junto con estos los funcionarios de esos gobiernos y así la cadena, ¿será por eso que los principales agresores de periodistas son los llamados agentes del Estado?, podría ser, pero si no lo es, los alienta.

Alude a sus conceptos de prensa “fifi”, neoliberal, alentada por sus enemigos, corrupta, y demás epítetos que se le ocurran con la finalidad de descalificarla, y todo porque no acepta la realidad que se le muestra y demuestra, que la corrupción no se acaba, que su política exterior e interior son un fracaso. Que pretende acabar con las instituciones autónomas acusándolas y sin probar nada, como siempre. 

Que miente una y otra vez y afirma sin fundamentos y no aclara, a quienes lo critican y a los ciudadanos, cuando salen a la luz hechos como los de sus hermanos recibiendo dinero, como Bartlett y sus casas, como los contratos para familiares, como los recursos entregados a sus amigos “periodistas”,  a los que no lo critican ni le muestran la realidad del país. 

Defiende a quienes agreden y acosan a las mujeres, lo mismo los quiere hacer gobernadores que darles una embajada. Y ahora calla frente a la última, cuando Latinus le descubrió, en un reportaje, que uno de sus hijos está muy lejos de la “pobreza republicana” y que vive en una casa en Estados Unidos que pertenece a una empresa contratista de PEMEX.

Sin duda es parte de las agresiones a los periodistas, no es el culpable directo pero si suma a los odios contra quienes descubren realidades, fechorías, corrupción de quienes están con el habitante de palacio, como  Gatell o Bonilla, entre otros.  

Durante lo que va de su administración han muerto asesinados 27 periodistas y para ellos solo hubo balazos. Por tanto también es culpable. Por eso ni perdón, ni silencio, ni olvido.

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